LO SIENTO, PERO…

Para MurciaEconomía

Reconozco que hay personas que no les gusta que reincida en ciertos temas, como es éste, pero son cifras, números, porcentajes, estadística a la que se enfrenta un extendido prejuicio social, debido a una manipulación xenófoba por parte de una política ultra y en extremo racista… Y si las matemáticas no mienten, entonces los que mienten son esos otros. Y aquí nos conviene que todos ejercitemos la máquina de pensar, en vez de enchufarnos a la que nos alimenta automáticamente con prefabricados bolos y bulos.

Desde que existen los Registros Consolidados de la Seguridad Social (2.012), el ranking de empleos ostentados por extranjeros lo lideraban los rumanos. Pero de unos años acá, son los marroquíes los que sustentan la primera fuerza laboral extranjera en España (EP-16/3, pgs.34,35), y va en alza… A comienzos del año ya cotizaban 343.188 afiliados, 24.400 más que el mismo registro del año anterior; 90.200 más que en 2.019, y 158.500 más que hace una década… La tercera parte de esos marroquíes cotizantes lo hacen desde Agricultura, Ganadería y Pesca, sector primario con peores retribuciones económicas. De este 33% hay relativas derivas a trabajar en el servicio doméstico, construcción y hostelería. En promedio, solo el 5% del total de afiliados trabaja en el campo.

Son datos oficiales y reales… En nuestro medio creemos (nos hacen creer) que “estamos siendo invadidos”… Es lo que parece, pero eso se debe a que vivimos en un medio social anclado a ese sector primario que es el campo, el más básico y peor pagado de todos, y que `precisa de una mano de obra poco preparada, necesitada y entregada; y esa no es precisamente la autóctona. Las cosas son como son, como las hemos hecho, no como nos lo cuentan y como nosotros queremos creer… Como cualquier otra creencia desproporcionada, fíjense que nada menos que el 27% de todos los marroquíes que trabajan en nuestro país, viven en Cataluña; a la que sigue Andalucía con un 20%; Valencia con un 11%; Murcia con un 9,5%…

Naturalmente, luego están los que trabajan de ilegales en una economía de régimen esclavista, que no están dados de alta en la Seguridad Social ni cotizan. Ya quisieran ellos… “nos explotan de sol al sol por treinta euros al día. Y cuando llueve o el bancal está embarrado, no nos pagan”, como cuenta en el periódico madrileño un vecino de esta misma Comunidad nuestra… Aunque solo fuera por nuestro egoísta interés de que coticen a la Seguridad Social en beneficio de nuestros servicios y pensiones, deberíamos perseguir y denunciar tales prácticas. Por ellos primero, y por nosotros después… Pero, ni eso. Somos tan memos que aún usamos sus condiciones inhumanas para justificar nuestro larvado racismo y largar las inmensas trolas y estupideces que largamos cuando queremos plantar cara a la verdad desnuda, que es la única existente, por cierto.

Las causas de las cosas son las son, y tienen una explicación sencilla: tenemos un país sureño vecino (en realidad es todo un continente) donde sus condiciones de vida son claramente peores que las nuestras – además de ser el paso hacia Europa – y sus ciudadanos, que buscan su propia supervivencia como pueden, no les queda otra opción que saltar el charco. Nuestro país les es propicio por tener una tasa de crecimiento poblacional muy por debajo de la necesaria (tasa cero), donde no podemos cubrir los puestos de trabajo incluso de nuestro sector intermedio (profesionales) cada vez con mayor demanda: camioneros, fresadores, soldadores, encofradores, carpinteros, y cada vez con un etcétera de mayor alcance… Encima, en nuestro solar, la demanda es la de un trabajo que los autóctonos repudiamos y ellos aceptan encantados. La consecuencia es lo que tenemos.

Imagínense por un instante que los miles de trabajadores de nuestro sector primario (agricultura) dejaran de hacer ese trabajo. Las fuentes de producción y exportación se irían al carajo, y la economía, la nuestra, claro, se resentiría hasta el colapso de la misma, ya que carecemos de otras fuentes alternativas, salvo el turismo, claro. Imaginen igualmente, y por extensión, que los cientos de miles que hay cotizando en la Seguridad Social, dejaran de hacerlo por la causa que fuese. No hace falta ser muy espabilado para imaginar el resultado. Pura matemática. En realidad apenas hay abierta una endeble existencia de elementos para la captación de trabajadores especializados del sector intermedio, para cubrir puestos de trabajo que los escasos de aquí ya no quieren desempeñar.

Estoy hablando de lógica y de economía, no de diferencias culturales, por si me quieren entender, eso es otro problema distinto que habría que enfrentar con inteligencia… Va de razonamiento y sentido común, nada más… Puedo entender que existan formaciones políticas que no quieran, o no sepan, leer en toda su integridad; que no les interese darse por enteradas de la situación; y hasta que quieran aprovecharse de la ignorancia general de la gente, para ellos medrar en los puestos a que esa ignorancia los aúpa en las elecciones.

Pero nunca comprenderé que obtengan eco y respaldo de una ciudadanía, que se juega su existencia, a la llamada de un racismo que deberían haber enterrado, e intelectualmente aprovechada la oportunidad, como nosotros hicimos en su día (el español somos de raza de emigrantes, y encima “milpolvos”); y se deje guiar por cuatro embustes puestos en circulación que no se tienen en pie… Eso es lo que me asombra, y eso es lo que me asusta. Precisamente.

Naturalmente, ustedes, y otros ustedes, podrán rechazar estos contenidos por razones que yo respeto, claro, pero no porque se base en inventos ni en datos falseados… Eso se lo dejo a otros. Lo único que intento es despejar el sentido común, un sentido, por cierto, que cada vez es menos común entre nosotros. Un sentido común que debería existir en la generalidad del personal, pero que la política desaforada de polarización a que se han entregado nuestros partidos, lo está asolando a ojos vista… Incluso puedo llegar a entender que ciertas personas puedan sentirse molestas por no tener un modelo multicultural tipo Dómund – alejado y limosnero, lavador de conciencias – pero que determinado nacionalcatolicismo nos lo vendió en su día disfrazado de cristianismo… Lo siento, pero no es eso. No, no lo es…

MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escribirgo.com / miguel@galindofi.com

Escriburgo

Durante 30 años fue vicepresidente de C.O.E.C.; durante 20 años Juez de paz; durante 15, Director de Caritas... Es autor de cinco libros. - Ha fundado varias ONG's, y actualmente es diplomado en RSC para empresas; patrón de la Fundación Entorno Slow, y Mediador Profesional.

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