
Les voy a transcribir una larga cita de la famosa filósofa y escritora Ayn Rand, del pasado siglo: “cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes nada producen; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quiénes no trafican y arriesgan con bienes, sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por su trabajo; y que las leyes no te protegen contra ellos, si no que, por el contrario, los protegen a ellos de ti; cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrás afirmar, sin temor a equivocarte, que tu sociedad está condenada”.
Pueden releerla como quieran y cuánto quieran… Hoy se están cumpliendo todas esas condiciones palabra por palabra en todo el mundo, a pesar de ser escritas hace casi cien años. Los productores necesitan la autorización de los que nada producen, y, encima, los segundos viven espléndidamente a costa de los primeros. El dinero que fluyen de los que trabajan para comercializar sus productos se dirige a los que compravenden influencias para poder copar los mercados impunemente. A los que no doblan el espinazo ni arriesgan lo que es suyo, sino lo de los demás… Las leyes están hechos por ellos y para ellos (los gobiernos son sus sicarios) y se enriquecen entre ellos. Actuar con honradez hoy es un baldón, y la virtud y la honestidad actúan en contra de los que las practican, mientras la corrupción avanza y se generaliza… Y el efecto de tales causas son los vergonzosos índices de desigualdad y pobreza que exhiben impune e impúdicamente todos los países en mayor o menor grado.
Ayn Rand afirmaba que, cuando viéramos todo esto, habríamos de saber que tal sociedad está condenada… ¿pero, de verdad lo vemos?.. ¿nos percatamos en serio de esa decadencia?.. Los que gobiernan y procuran tal estado de cosas lo han hecho de tal forma que lo aceptemos como normal, y encima hasta lo justificamos y actuamos convencidos en ese y a favor de ese sistema antinatural. Hasta cuando las cosas se tuercen y la economía sufre continuas crisis y sacudidas, nos convencen de que la culpa es nuestra, no de los que manejan los hilos desde sus privilegiados puestos.
Y claro que tenemos nuestra parte de responsabilidad y culpa en ello, por supuesto… Pero hay que ser muy cínicos por su parte, y muy malvados, para inducirnos, aparte de producir como burros, a consumir como igual de burros cuanto producimos, para ellos, como intermediarios, enriquecerse como los ladrones que en realidad son… Ellos han inventado, bendecido y lanzado, la estrategia del consumismo enfermizo y brutal, del hedonismo social, y del narcisismo personal; y cuando vienen las cosas mal dadas, nos acusan de consumismo excesivo y por encima de nuestras posibilidades, cuando hasta el dinero que nos han prestado es nuestro. Y lo hacen sin ningún empacho, ni asomo de la mínima conciencia ni decencia. Usan los medios de comunicación, vendidos hasta las cachas, para convencernos de lo uno y de lo de su contrario.
Sin embargo, con nuestra muy entusiasta y ciega colaboración, conforme ven venir las consecuencias y las van parcheando, insisten y proclaman lo uno o lo otro según les convenga, a fin de mantener el sistema del que, voluntaria e ignorantemente, formamos parte… Hemos hecho nacer un monstruo, al que alimentamos sin cesar, de políticos demagogos y sin escrúpulos, altos funcionarios y oligarquías financieras; de entidades supranacionales manejadas por la gran Banca, y de una caterva de elementos parásitos; de conglomerados y autarquías comerciales que gobiernan nuestras vidas y viven a nuestra costa, cuando ellos podrían darnos de comer a nosotros con lo que nos roban.
Al ser un sistema antinatural dentro de la gobernanza natural del universo, es lógico y razonable que Rand vaticinara, llegados estos extremos, que tal montaje quebrase y que la sociedad estará condenada… Cuánto compramos y vendemos lo hacemos a un precio inflado y artificial, abusivo, impuesto por determinados intereses espurios, que, manipulados a través de una estructura económica no menos espuria que manejan oscuras multinacionales, se han apropiado de lo que era patrimonio de toda la humanidad. Del trigo, de la energía, hasta del agua…
Lo que no sé son los resultados de esa condena concretados… Los prolegómenos los estamos viendo: vivimos dentro de un espejismo que parece que lo tenemos todo, cuando en realidad hemos sido despojados de todo, y estamos en manos ajenas. Hace un par de siglos aún éramos dueños de nuestros grifos, pero hoy aquellas nuestras posibilidades ya no son nuestras. Nos dejan usarlos en la medida en que podamos pagar su uso, pero ya son de ellos. El auténtico rostro de la globalización es la esclavización y dependencia global. Ya ni siquiera intelectualmente somos libres, pues pensamos como grey, y a la grey la piensan los pastores.
Ignoro pues la condena final de esta sociedad nuestra cómo se determinará, si explotará en una revuelta general, en una pobreza mundial, o en un desastre integral que nos haga – o ya no otra vez – empezar un nuevo ciclo histórico. No lo sé. Sea lo que fuere, me alegraré mucho de que no me pille de lleno, pues no va a ser agradable, y ya que mi reintegro al lugar de donde vine está a punto de llegarme, pues agradeceré que el destino me heche una manita, qué quieren que les diga?..
El caso es que doña Ayn se arriesgó a dar un aviso a los que supiesen leer y entender, a muchas décadas vista, y hoy, salvo los ciegos por legañas y ciegos por voluntad, nadie puede decir que el panorama que plasmó no es el que se está dando ahora, punto por punto… El escenario está montado, los actores siguen teatralizando, y el último acto del libreto acaba de alzar el telón. Pero el patio de butacas está vacío, estamos todos frente al apuntador y ni nos hemos dado cuenta.
