Para Murciaeconomía

Uno de los más conocidos experimentos de Sapolsky con los primates es el que los gorilas segregan más hormonas de la felicidad (dopamina) cuando, al pulsar un botón, exista un elevado porcentaje de posibilidades de obtener un plátano, que cuando, al hacer lo mismo, es seguro que le caiga el citado premio. El acicate de conseguirlo es mayor que la seguridad de obtenerlo.
Es exactamente como funciona Trump; así que sus entrenadores – oligarcas de la tecnología USA – le han facilitado la presidencia para que obedezca a estímulos básicos… La manera de firmar sus edictos, un grafismo desproporcionado con un garabato picudo cuyo final parece ser que es mostrarlo a las cámaras para que se vea que ha pulsado el botón correcto, es sintomático. Solo le falta golpearse el pecho. La forma de alardear con sus decretos es pura demostración de que espera con ello la caída en sus manos de la banana… Y la manera de programar sus bis a bis con sus congéneres obedece al mismo principio: si el otro es tan grande y fiero como él (por eso sus muecas faciales) les ofrece la mitad de la banana, y luego ya veremos quién es el más fuerte; y si es menor que él, lo apoquina con sus gruñidos, muecas y exigencias… En pocas palabras, parece programado para actuar en base a estímulos.
Los seres humanos, como dignos descendientes de ellos, los primates, si bien que con la inteligencia suficiente (en algunos, no en todos) desarrollada al estadio de sus aún primarias mentes, puestas al servicio de las oligarquías financieras – no existe mejor engrase y que chirríe menos que el dinero – me parece a mí que han desarrollado esa técnica y empleado en el género humano como método y estrategia, con muy buenos resultados, generalmente hablando, claro…
A todos se nos ha puesto a nuestro alcance un botón que pulsar para obtener la suficiente dopamina con que mantenernos satisfactoriamente contentos… La conocida por “Sociedad del Bienestar” no es otra cosa que una bien programada serie de botones a pulsar que nos sueltan el plátano o el cacahuete esperado en cada momento. Para ello, todos los planes educativos han sido enfocados para su consecución. La sociedad humana ha pasado de actuar por ideales a hacerlo por estímulos., por la chocolatina de premio… Trabaja para el sistema y el sistema te dará pan y circo; practica el consumismo y obtendrás tu dosis de hedonismo; pedid y se os concederá; callad y se os premiará; votad y dejadnos hacer…
A los monos adultos se nos facilita un mando con botones y un confortable sillón aparejado a una milpulgadas, y tenemos el más dulce sopor garantizado, y nos llegan los plátanos tuneados con cien sabores distintos y diferentes colores. Y nos aplatanamos como benditos, y como debe ser… A los monos jóvenes les viene mejor un móvil o una tablet de última generación (o degeneración) en sus bolsillos (mejor en sus mentes) para tenerlos comunicados con el platanero e incomunicados entre ellos… Y a todos, jóvenes y adultos, póngasenos a mano el botón de la fiesta disfrazada de cualquier disfraz, en contínuum, y se nos tendrá hipnotizados a lo que haya que estar hipnotizados.
Naturalmente, para la oligarquía que maneja el sistema, claramente orweliana, enfocada a inyectar el miedo a perder la pitanza a la tribu de monos, del “más vale pájaro en mano que ciento volando”, la última fase de la estrategia es la del Gran Hermano: el gran gorila que premia o castiga según las normas establecidas. Y esa norma a establecer es la de unos muchos esclavizados a unos pocos; a una selecta casta que se hace dueña de los medios de subsistencia… y de conocimiento.
La película de Charlton Heston de volver en el tiempo a un mundo en que los monos hacen de humanos, y los humanos son los monos de los monos, no es más que una metáfora… No hemos de clasificarla como un imaginativo entretenimiento y archivarla, sino entender el verdadero significado: Se nos puede hacer retroceder de una sociedad altamente desarrollada a una sociedad altamente tribalizada. El pelaje de mono o de humano es solo que una alegoría que nos colorea el cuento que cada vez es menos cuento.
Porque es un cuento que, poco a poco, se está haciendo realidad. Lo de Trump es un paso medido y estudiado… La sociedad americana, pionera de la democracia en el mundo moderno, es también la primera en que sus principios han sido prostituidos. De ahí que a una ciudadanía, ahíta de todo, le pongan delante a un gorila de pelo colorado y lo voten una enorme – y espantosa – mayoría de gentificada gente como presidente… El propio sistema que inspira la mejora del engranaje político es el portador de su propia corrupción, consiguiendo que por la propia democracia se destruya la democracia.
Sin embargo, fijémonos que todo está en el hombre como tal ser humano… o como tal homínido que puede que aún sea. Si el punto en el que nos debatimos, de aparente retroceso evolutivo en valores y principios, se confirmara, y fuéramos para atrás en vez de para adelante, la responsabilidad, como género humano, sería solo nuestra, de todos y cada uno de nosotros… En todas las naciones del mundo estamos naciendo… sí, repito: estamos naciendo a gorilas de pelaje nazioscuro, a los que estamos impulsando con nuestros votos en nuestras urnas a tomar las manijas del poder… Cierto, es verdad que estamos siendo manejados desde ese mismo poder, pero, en definitiva, somos nosotros los que, voluntariamente, nos dejamos manejar. Nos resulta muy cómodo, ¿verdad que sí?..
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com