
En días pasados, hablando del apóstol Tomás, el incrédulo del dedico, se me quedaron un par de cosillas interesantes en el tintero, que entonces no venían al caso de lo que se estaba tratando, pero que, por su curiosidad, no merecen ser ignoradas, que es lo que se hace con lo que no conviene que la gente se entere, para no hacer – o hacerse – preguntas incómodas.
El mismo nombre de Tomás viene de la raíz hebrea “ta´am”, que no significa otra cosa que “mellizo”. El propio San Juan, en su Evangelio, cada vez que se dirige a él, lo hace con el sobrenombre de “dídimo”, que no es otra cosa también que “mellizo” en griego… Lo que ya no se dice nada es de qué otro era mellizo… Pero hete aquí que en las Actas Apócrifas de Tomás lo ponen como el hermano gemelo del mismo Jesús, asegurando que “el parecido físico entre ambos es tan asombroso hasta el punto de que se les confunde con frecuencia”…
Otros autores lo ponen como gemelar de un tal Eleazar, muy amigo del Maestro, y que no es otro que Lázaro, “el que está dormido”, sin que se enteren de su significado; y es que, en su época, el estar dormido era una buena señal, pues, según un acta de medicina de entonces, se indicaba que “una larga recuperación del sueño tras una enfermedad es un signo positivo”. De ahí que uno de los apóstoles dijera lo de “Señor, si duerme, se curará” (Juan); pero cuando Tomás instó al rabí que su amigo del alma había muerto, no dijo “mi hermano”…
Pero esto lo cito al paso porque viene a cuento… Lo que en éste quiero señalar es que hace apenas una docena de años, se constituyó también la Asociación Camino de Santo Tomás. Otro camino más… Se dice que sus restos (menos el dedo, que quedó en Jerusalén) fueron a parar a Ortona, en los Abruzzos italianos, y que el papa Alejandro IV, en el año 1258, instituyó la Indulgencia Plenaria a todo el que visitase el santo lugar, ya saben…
Así que usted va por allí, y al inscribirse en otro camino más, el de Santo Tomás, recibe el Carnet del Peregrino, ¿les suena a algo?, y ¡hala!, a obtener indulgencias plenarias o plenipotenciarias a través de otro muy santo y rentable camino. Otro a la lista dentro de los muy sagrados itinerarios de turismo religioso. Ni qué decir tiene que prospera el peregrinaje al mismo ritmo que el de Caravaca de la Cruz, puesto que es la misma fuente clientelar que el de Santiago, y eso solo funciona a base de reconocimientos y bendiciones, que no de pruebas y aseveraciones. Y es que la Iglesia, con el canonizamiento, hace de los Evangelios el negocio del Cuento de María Sarmiento.
Como por otro ejemplo distinto, tenemos la patética figura de Judas: otro apóstol elegido personalmente por Jesús (¿acaso se equivocó quién leía dentro del corazón de las personas?) al que se le ha condenado por el magisterio de la Iglesia al odio de toda la cristiandad. Durante milenios, se le marca con el más espantoso oprobio, y se usa su nombre como apestoso y repudiable de toda maldad… Los evangelistas dicen de él “y Judas Iscariote, el que lo traicionó…” (Mateo); o también “y a Judas Iscariote, el que lo entregó…” (Marcos); y otra: “y Judas Iscariote, quién fue el traidor…” (Lucas).
Salvo, como siempre, el enigmático Juan, que se sale del tiesto en su descripción: “y hablaba de Judas Iscariote, porque éste, uno de los doce, había de entregarle.”.. Era su papel, su rol, lo que le tocaba: “había de entregarle”, sin más adjetivos, ni apelativos, ni juicios denigrantes; tan solo que una limpia y escueta descripción de los hechos… “Ve y haz lo que debes de hacer”, fue la concisa indicación que recibió del Rabí sobre algo que da a suponer como previamente acordado. Fue un fiel seguimiento de un guion explícito y concreto.
En el Evangelio de Judas, de los gnósticos, claro, se refiere a una charla de Jesús con él, en términos muy distintos, pero muy aclaratorios: “tú eres muy querido y especial para Mí, porque sin tu abnegado sacrificio, el Padre no podría cumplir su Obra, ni Yo mi propósito”… Efectivamente, bien mirado, incluso su labor redentora, sin su crucifixión – y ésta no se habría logrado sin la participación de un agente colaborador : Judas – habría fracasado, y Judas, no lo olvidemos, fue directamente elegido por Él para constituir su propio colegio de apóstoles.
Todo lo demás es un relato simplista en un constructo simplista, montado para consumidores simples. El malo y el bueno de toda película; el mal (satánico) y el bien (divino) de toda historia bien contada (de cuento) y controlada (de control), pero mal, muy mal, interpretada… Como siempre ha sido, y con el pienso (de comer, no de pensar) del que hemos sido cebados. El verdadero, genuino y auténtico conocimiento está a buen recaudo en los ignotos archivos vaticanos, y su mejor y más poderosa arma es una falsa fe construida en base a dogmas, ritos y mitos, con la que se mantiene a miles de millones de “creyentes” con los oídos y los ojos cerrados a la sana práctica del razonamiento lógico…
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, reza una antigua sentencia… Yo tan solo cambiaría el segundo QUIÉN por el CÓMO…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com