
para murciaeconomía
LA DES-EDUCACIÓN
Cada vez hay más gente que tiene una idea instrumental – errónea y equivocada – de la educación, esto es: hay que enseñar a los niños lo que va a servir después para ganarse la vida… Es un objetivo bienintencionado, y hasta comprensible. Pero eso no es la educación; eso, si acaso, es la formación, que no es lo mismo. La educación sirve para comportarse, relacionarse y respetarse, tanto con y en nuestro medio como con y entre los demás… Por eso mismo que, cuando se establecen los Planes Educativos se entienda mal porque se transmite mal, pues son sistemas para formar a los ciudadanos, no para educarlos; y salen de ellos personas preparadas y competitivas, pero muy, muy maleducadas. El resultado de esto lo tenemos en nuestras calles desde hace varias generaciones.
Tan es así que hasta los entonces mal-llamados educadores, pregonaban el axioma de que “nosotros no tenemos que educar, que deben educar las familias”… Esto es, se exige un sistema que aparca a los críos desde los tres años, a que ya les lleguen educaditos de fábrica. Que para eso están los padres; unos padres, por cierto, que tampoco han sido educados, porque un día el Sistema dejó de impartir educación, aunque siguió llamándolo educación. O sea, un fraude en sí mismo y a sí mismo.
Los de mi generación, y aún posteriores, no tenemos que ir a hacer ningún Curso de Verano a Santander para aprender esto… Lo sabemos en nosotros mismos y por nosotros mismos. Somos de unas épocas en que los maestros eran duales: enseñaban educación y formación, aún con jornadas extensas y pagas exíguas… y hasta constituía un prurito profesional hacerlo, y hacerlo bien… Naturalmente, era un sistema que se retroalimentaba, pues producían personas educadas que generaban familias educadas. Más pobres que las ratas, dada la situación de aquellos entonces, pero cuyo más labrado y elaborado patrimonio era la buena educación.
Lógicamente, al prescindir de la educación pública, el sistema comenzó a involucionar: mientras funcionaron las personas que llegaban de aquellas escuelas con un aceptable nivel educacional, educaron a sus hijos en el respeto; pero cuando el producto, ya solo formado que no educado, comenzó a introducirse en la sociedad, el movimiento, poco a poco, empezó a girar al revés. Y es que no se puede impartir lo que no se recibe. Pura física… El resultado es que, en la actualidad, tenemos una sociedad formada pero ineducada. Y la tendencia es ir a mayores. No es que el mundo esté hoy así, es que el mundo lo hemos hecho así. Mal hecho, desequilibrado, por eso más bien deshecho. Tal vez por ello igual se confunde urbanidad con urbanismo.
Tanto ha calado esto en la gente, que a los que opinamos así se nos trata de antigüallas, de trasnochados, de vetustos, de carcamales que no vamos con los tiempos… más bien venimos de los tiempos. Es una cuestión de principios tan solo, pero hasta a los principios se les ha puesto fecha de caducidad. Es una escala de valores nada más, pero hasta a los valores los hemos jubilado, en aras a una muy jubilosa, aunque muy dudosa, modernidad.
Hoy suelto todo esto porque el otro día me sorprendí sorprendiéndome (valga la redundancia) al tropezarme con una chiquilla exquisitamente educada. Parecía un producto de otro mundo; rara, rarísima avis, que contestaba a tus preguntas con cortesía y amabilidad; atenta y sonriente, dando siempre las gracias por todo… Y me dio una inmensa tristeza: ¿cuánto durará esta criatura entre la manada de lobos?.. porque se convertirá en el perfecto objetivo del bulling, de crueles burlas y de malos tratos por el resto de la jauría humana. Sencillamente, es candidata a víctima, no sobrevivirá, o se pasará al resto del común.
Esta cría, sorprendentemente, o no, es árabe. Hija de padre árabe, educada por éste (está separado de la madre) y por una abuela… No es el primer especímen extranjero que conozco educado en el trato y el respeto, y podríamos echarle una pensada, si quieren… Tampoco estoy asegurando que la educación se conserva en los foráneos – vemos en las calles a grupos de jóvenes árabes que demuestran todo lo contrario, como también, los profesores, los sufren en las escuelas – pero sí que resulta curioso que tales vándalos son ya españolitos de segunda generación en su inmensa mayoría. La falta de educación en ellos es una especie de mezcla explosiva con su cultura de origen. Se junta la desorientación con la falta de encauzamiento; como echarle gasolina al fuego.
No es que cualquier tiempo pasado fuera mejor, no diré tal cosa, pero sí que en el pasado hubo cosas mejores que en el presente… La educación, por ejemplo, no es que sea peor ni mejor, es tan solo que antes la hubo y hoy no existe; ha desaparecido del mapa del comportamiento humano en su formación. No hay nada en su lugar. Cero. Entonces, vamos y nos quejamos: que si no hay derecho y todo eso, ya saben… pero lo hemos hecho (deshecho) entre todos: políticos, profesionales, Apas o Ampas, o lo que seamos, absolutamente todos, en una dejación neciaa – y suicida – ante la irresponsabilidad más que manifiesta de unas autoridades más deseducativas que educativas; como tampoco demuestran ellas mismas estar educadas, dados sus contínuos y lamentables malos ejemplos en sus intervenciones públicas… ¿Tenemos entonces lo que queremos, o lo que nos merecemos?… Ustedes mismos, pero yo creo que ambas cosas.
