El flamante Secretario General del Ministerio de Trabajo ha dicho muy alto y claro que “la inmigración bien entendida viene a solucionar los problemas derivados de la deficiencia en la natalidad”… Hablaba con gran sentido lógico, y se refería, claro, a la anomalía en la que estamos entrando, no ya solo en ocupar profesiones, oficios y puestos de trabajo que en la actualidad son claramente deficitarios, sino también en encauzar y nivelar el sistema recaudatorio e impositivo que mantiene el de las pensiones y los servicios públicos.
Es de un sentido común sangrante, pero eso tendrá que explicárselo a las bandas de genífaros que no quieren entenderlo y que se niegan a escuchar las verdades: a los partidos ultraconservadores y extremistas, y a cuántos los votan ciegamente porque prefieren creer y repetir como loros estúpidos sus bulos y embustes a reconocer la puñetera verdad… Poco antes, en las mismas cámaras legislativas, el propio Director General de la Policía Nacional, declaró públicamente, y de forma clarísima, concreta y precisa, con datos específicos, “que la relación delincuencia-inmigración que se tiene por un hecho, es absolutamente falsa, que no se atiene a la realidad, y que se debe a mentiras y manipulaciones interesadas y demostrables”…
Pero el fenómeno social que se está produciendo actualmente es que una enorme e incomprensible parte de la ciudadanía no quiere creer la verdad y desea creer la mentira. Esto ya ocurrió históricamente en la Alemania hitleriana con respecto a los judíos. El personal prefiere participar de una burda e inmensa falsedad, a encarar la veracidad en su correcta dimensión y consecuencias… No me pregunten los porqués de tal desafuero, porque lo ignoro. Es una actitud suicida que ni comparto ni comprendo. Yo mismo sufro ataques verbales por parte de… digamos individuos e individuas, por el solo motivo de intentar entender y poner los puntos sobre las íes. Ítem más, existen personas corrientes, incluso buenas personas, y a las que aprecio personalmente, que repiten convencidos la sarta de bulos y retahíla de tópicos, ya típicos, y todas las barbaridades y falsedades sacadas de contexto.
En mi penúltima experiencia traumática de salud, me encontré asistido por un médico árabe del 112, en primera instancia, y luego, en el hospital, comprobar a auxiliares, asistentes sanitarios y/o personal administrativo de la misma raza y nacionalidad, cumpliendo perfectamente bien unas funciones en las que ya empieza a adolecer de una clara falta de personal especializado. Estoy hablando de algo que afecta a nuestra propia sanidad pública, la que ha de cuidar de nuestras personas… No hablemos ya de cuidadores/as y/o solucionadores de problemas que nuestra gente mayor (yo ya soy uno de ellos) empezamos a precisar para cubrir nuestras necesidades; asistentes de hogar, agentes sociales, y profesionales de un cada vez más nutrido etcétera.
Por otro lado, mi joven amigo de mi última etapa en la Coec, que vino a relevarme, Alfonso Hernández, hoy al frente de la Fremm, ya ha dejado dicho la angustiosa falta de soldadores, mecánicos, encofradores, metalistas y una inacabable lista de especialistas… También en Yecla, nuestra meca regional del Mueble, su presidente sectorial igual ha advertido que no pueden cubrir las plazas de vacantes por jubilación de carpinteros, ebanistas, montadores, y otro también no pequeño etc., que están saliendo al mercado y que nadie cubre. Tan es así, que ofrecen formación gratuita y cobrando un sueldo por ello. La ley de mercado: oferta y demanda, ya saben Vds… Y esto está ocurriendo en toda España, no solo aquí, en nuestra región.
La causa de la inexistencia de demanda ante la necesidad de oferta se debe a un par de factores sobradamente localizados: uno es la clara tendencia de nuestros jóvenes a no querer realizar trabajos que ellos consideran indignos a su nivel (su exponente más definido son las labores del campo y en almacenes, albañilería, limpieza, mantenimiento, servicios)… Y el otro está en lo señalado en el primer párrafo de este artículo: en el índice de natalidad cero en el que tan suicidamente estamos instalados (en realidad, morimos más que nacemos), y la población de mayores eméritos sin parar de subir con cada vez mayor riesgo de insostenibilidad. De hecho, la balanza ya está claramente desnivelada.
Y que a estos retos vamos respondiendo con la flagrante insensatez que estamos mostrando, en vez de con la solución que tan a mano tenemos a nuestros problemas: la inmigración, solo puede deberse a una sociedad enferma y miope como es la nuestra, que prefiere ser mediatizada por inhumanos principios antes de concienciarse a sí misma de sus auténticas necesidades y de su realidad manifiesta… Resulta inexplicable nuestra obtusa incapacidad para percatarnos que los que abandonan su origen jugándose la vida lo hacen por tener pan y trabajo, y que solo nuestra obcecación en negárselo los pone en el disparadero de tener que robarlo para poder comer. La violencia genera violencia, el odio genera odio, y nuestro rechazo genera su rechazo.
Si aún disponemos de la capacidad de razonar, supongamos por un momento que hacemos caso a pies juntillas al oriundo que opinó en Roldán con ocasión del asesinato de un inmigrante, en la telepública (de la que Dios nos ampare): “vienen tan solo que a delinquir, y hay que quitarlos a tós denmedio”… Hecho… Sin población en edad laboral que mantenga los trabajos que nosotros no queremos hacer; como ponernos en la mesa lo que nos comemos; los oficios y servicios que ya no cubrimos, como los médicos y asistenciales; los de los trabajos profesionales de toda la vida; y que se deje de sumar a una caja de pensiones cada vez más extensa y necesitada; que venga Alá y nos enseñe a sumar y restar, que parece que lo hemos olvidado. El hacer lo que dicen esos sujetos y pegarnos un tiro en la sien es todo una misma cosa. ¿Quién le vá a pagar a él su jubilación?.. y ¿quién va a mantener el tinglado pasado mañana?..
No es una cuestión de empatía o antipatía, es tan solo que una cuestión de números, de matemáticas. Pura contabilidad básica, pura sostenibilidad de un sistema: nuestro sistema… Así que, díganme, ¿cambiamos racismo por sensatez, o seguimos teniendo al pulpo como animal de compañía?..