Yo me tengo a mí mismo por una especie de moneda (o mónada) que un día fue tirada al aire, y que, tras varias vueltas primerizas antes de tomar tierra, cayó de canto y así quedó clavada.
Los que se me acercan por un lado, aseguran que soy Cara. Los que se me aproximan por el otro, perjuran que soy Cruz… Ambos llevan razón sin llevarla ninguno, pues soy lo que no soy, y no soy lo que parezco ser.
Lo que nadie quiere creer es que todos caemos de canto, pero nos engañamos a nosotros mismos por lo que vemos reflejado en los demás de nosotros mismos.
Miguel Galindo Sánchez / www.galindofi.com / miguel@galindofi.com