SABER OÍR, SABER LEER…

No nos podemos fiar de los políticos, ni de los medios de comunicación que son su correa de transmisión. Ambos elementos presentan las cosas según sus intereses. De los segundos pueden salvarse los columnistas, valorando sus tendencias, claro, y de los primeros no se salva nadie, sea de la tendencia que sea.  Con un par de ejemplos ilustrativos, cada uno de su calaña, será suficiente:

A los veinte minutos de que Pedro Sánchez expusiese su sudada pensada (el yo-sigo), salió un bulo diciendo que, acto seguido, había cogido un Phantom y se había largado a Doñana a reposar su parida aprovechando el puente del uno de Mayo… Hubo millones de retuits, ecos y rebotes. Y, claro, políticos del otro lado, como el madrileño alcalde Almeida, lo dieron por bueno y lo sancionaron con su bendición, sin siquiera comprobarlo… La Fake News, bulos y mentiras como esa triscan por la red como vecino por su casa, sin que pase nada ni se pidan responsabilidades a nadie… ¿Et pourquoi?, que diría el francés; pues porque a ningún político le interesa legislar contra un arma que pueden usar impunemente a su conveniencia.

Este otro va de medios: Leo en un importante diario nacional una entrevista que le hacen a nuestra eminente científica, investigadora y escritora Carmen Estrada. Las letras gordas que presiden el trabajo rezan: “Ciencia y Dios no pueden coexistir”… Naturalmente, tan tajante afirmación lo dice todo, y no deja mucho lugar a matices. Cualquiera puede soltar que “lo ha dicho el periódico” y santiguarse después como verdad absoluta… Sin embargo, si nos molestamos en leernos la página entera, nos saltan, al menos, un par de puntos, si no dudosos, sí que importantes, como por otros ejemplos:

Que primero habla del no encaje de la fe con la ciencia. Es lógico. Aunque para mí, personalmente, haya igual de fe en la práctica científica (nadie acomete  nada sin cierta fe en lo que quiere conseguir o descubrir). Lo cierto y verdad es que la fe religiosa se centra en el “creer sin ver”, que es lo opuesto a la praxis científica, que es la búsqueda y la comprobación. El error nace de creer que la “fe” es eminentemente religiosa… Más adelante, claro, extrapola el concepto de tal “fe” con el de Dios para hablar de su incompatibilidad con la ciencia. La cosa se ve mucho más clara cuando tal concepto de Dios se saca del contexto religioso y se compara con el conocimiento científico. Desde luego, no es el mismo Dios. No puede serlo. Pero claro que coexisten, e incluso pueden llegar a complementarse.

Ella misma traduce el mito del Eva como que “representa a la ciencia, el instinto de saciar la curiosidad, de la adquisición y transmisión del conocimiento”… No es una transgresión, sino una búsqueda del conocimiento, el impulso de “saber”. Esa es la diferencia. Por eso no puede ser el mismo Dios el que prohíbe que el que impulsa a la experiencia, que es, al fin y al cabo, la ciencia. Tampoco puede haber dos dioses, salvo que uno esté falsa e interesadamente interpretado, y el otro esté aún por descubrir.

Ambos casos y ejemplos expuestos, en el fondo, nos llevan a una misma especie de estrategia: malinformar… Mantenernos entre atontados y malinformados; nadando siempre entre medias verdades y con todos los trucos posibles al alcance de sus interesadas manos; y procurando no formar a los ciudadanos en defenderse de tales prácticas, sino por el contrario, deseducarlos para hacerlos carnaza fácil de ello. En la llamada “era de la comunicación” lo mejor para sus intereses bastardos es utilizarla para des-comunicar; para in-comunicarnos en guetos culturales; y comunicarnos en prácticas que fomenten la ignorancia.

En el primer caso expuesto, vemos el fomento indiscriminado de los bulos y embustes en una espantosa progresión, donde, por un lado, se nos dice combatirlos, pero por otro, lo que se hace es utilizarlos a conveniencia de los políticos y/o las grandes corporaciones financieras. Las redes son una herramienta demasiado poderosa como para que los partidos prescindan de ella; y de una sociedad de políticos y mafias económicas sin escrúpulos no se puede esperar otra cosa que lo que hoy tenemos… Y en el segundo caso, se aprecia el interés de captación por la noticia, por los medios que sea, incluso fomentando, o manipulando, los títulos de aquello que “venda”. Ya saben aquél dicho de que “no dejes que la verdad te estropee una buena noticia”.

A tal respecto, recuerdo un ya lejano Curso de Corresponsal de Prensa, que hice cuando Napoleón era cabo, en una prestigiosa cabecera regional. Se recomendaba la “cuasi-ordenanza” de que, si acudíamos a cubrir la noticia de que un perro había mordido a una persona, la redactáramos de modo que pareciese que una persona había mordido a un perro. Lo que ayer era vender periódicos, hoy es alcanzar índices de audiencia o de “leyencia”, y hay que hacer lo que sea para lograrlo. Y es en esto donde nos debatimos… y donde nos revolcamos.

Existe loables iniciativas (privadas, claro) que intentan enseñar a pensar. Se reducen, en síntesis, a re-educar a las personas en el sentido crítico y fomentar su sentido lógico; a re-orientar su formación e información, entre otras cosas. Y eso está muy bien, aunque pienso que esto debería ir incluido en los Planes de Estudio, también adulterados, por cierto… Sin embargo, yo me pregunto, y contéstenme ustedes si pueden o si quieren: ¿desea el personal defenderse o adocenarse?, ¿desean formarse o ser deformados?, ¿está la gente por liberarse o por aborregarse?.. Es que, mucho me temo que nos encanta el pienso que nos dan y el circo con que nos entretienen, y estamos encantados de la vida y de habernos conocido… Miren: si a mí se me ocurriera montar aquí un algo de eso, además de verme más solo que la una, es que no me cagaban ni los pájaros. Estoy tan seguro de ello, que hasta duele reconocerlo.

Escriburgo

Durante 30 años fue vicepresidente de C.O.E.C.; durante 20 años Juez de paz; durante 15, Director de Caritas... Es autor de cinco libros. - Ha fundado varias ONG's, y actualmente es diplomado en RSC para empresas; patrón de la Fundación Entorno Slow, y Mediador Profesional.

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