para MURCIAECONOMÍA

Un reconocido columnista – no como yo – Luís García Montero, hace un llamamiento desde la primera frase de su artículo… Dice, y es verdad, que los columnistas “ejercemos el derecho a interpretar de manera propia las noticias que ofrece el periodismo”, y es cierto. Sin embargo, gritaba en ese artículo suyo, porque era eso mismo lo que hacía: gritar, que ya no quería ser tan solo que la interpretación, sino también una convocatoria, un llamamiento a tomar partido,,. y, a ser posible, también las calles y plazas; cosa ésta un tanto extraña en un escribidor, si bien, la verdad, hemos de reconocerlo, que no tanto en la actualidad del hoy.
Después de (reflexionaba en voz alta) oír a Putin lo que está diciendo sin cortarse un pelo; o a Trump sus descerebradas canalladas; tras escuchar a Netanyahu las vomitivas excusas para con su genocidio; tras comprobar la cantidad de políticos que los apoyan y ciudadanos que callan ante semejantes burradas; tras contrastar el frio y cerebral desmantelamiento de derechos humanos y de todo derecho internacional; y atado a los versos de Gabriel Celaya: “maldigo la poesía concebida como un lujo / cultural por los neutrales / que, lavándose las manos / se desinteresan y evaden”, se pregunta si es posible mantenerse neutral cuando se quieren liquidar los derechos de la democracia social conquistados en Europa…
…Y pregunta: “¿podemos evadirnos ante la responsabilidad de conseguir una mayor integración política que evite ser avasallados por las nuevas corrientes antidemocráticas?”… Y aún sigue en su exposición, preguntando y preguntándose… si ya hemos dejado de entender que, bajo todo este plateado debate, hay un deseo de limitar la educación y la sanidad pública, las pensiones y todo el estado de bienestar, y todo el régimen de libertades… Y exponiendo que sin ningún diálogo decente y honesto ante los valores de igualdad, justicia y equidad, se nos va a imponer, por la dictadura política emergente, y de caducas ideas neoliberales, las prepotencias raciales, sexuales, sociales y económicas… y lanza un llamamiento abierto al levantamiento y la protesta de la gente.
Dice en su columna (yo no lo noto, pero sí, puede…) que muchas ciudades europeas y españolas están convocando concentraciones masivas para defender el compromiso con la Democracia social – parece ser que en Madrid serían ya mismo – y hace un llamamiento, a lo que yo me permito (perdónenme) un comentario borde: si los que así sentimos de toda España vamos a coger en la Plaza de Callao, donde es la convocatoria, pocos somos en todo el país… Ese mismo día deberían ser en toda capital, toda ciudad, todo pueblo y aldea de toda España, donde se pisen las calles en un único y universal clamor, llegado el caso; y así mismo en toda Europa… Y digo, y recalco, lo de llegado el caso, porque mucho me temo que más de medio país no esté concentrado alrededor de las Primeras Comuniones que, como las flores, brotan en primavera.
Y es que, también, y lo digo con todo mi sentir, poco más o menos es el mismo porcentaje, según los sondeos y las estadísticas, que así conste en aquesta acta, los que votan a una extrema derecha, nacional, ultra y populista, que busca y persigue exactamente los mismos objetivos y despropósitos. La misma que mandan a sus líderes a Washington a lamerle el culo al gran gorila de pelo panocha, o rinden pleitesía al mayor genocida judío de la humanidad (de momento, al menos).
Además, y conste que un servidor de la gleba – de la puta gleba – coincido de todas-todas con el maestro García Montero, pero no se me escapa que en todo Occidente, no solo EE.UU., el nazismo más descarnado está surgiendo en todos los países como si la Historia no hubiera pasado (o hubiera pasado para nada). No ya solo en Italia, en Turquía o en Hungría, Austria o Países Bajos, o Francia; sino que últimamente también en Gan Bretaña, Rumanía, y la propia Alemania… Como la metástasis de un cáncer.
Y esto es una simple, mera y vulgar constatación de unos hechos concretos… Esto es: donde mi admirado camarada y compañero hace el llamamiento es, precisamente, en los caladeros principales de sus votos; en las ciudadanías de los países en que la democracia urnática les están alimentando y aupando al poder destructor que ostentan y del que hacen gala. Ninguno de ellos ha dado ningún golpe de estado todavía. Eso lo harán en cuánto obtengan el poder necesario, como lo hizo Putin en su día y Trump lo está haciendo ahora (ya está diciendo que se va a saltar a la torera la Constitución para un tercer mandato, entre otros ejemplos de larvada limpieza interna, tal y como hizo su gemelo ruso).
Así que me temo, amigo mío, que lo nuestro es un poco como lo de San Juan: gritar en un desierto, donde, a poco que uno de sus lagartos se sienta pisada la cola, a nosotros nos cortarán el resuello. Por bautizar al que no quiere oír. O por crédulos. O por tontolhabas… Lo que está ocurriendo en las sociedades del mundo es que se está desarrollando un cambio de paradigma. Algo que no hemos querido aprender por nosotros mismos y estamos pidiendo a gritos sus consecuencias. Y los efectos son inevitables una vez plantadas, y arraigadas, las causas…
…Y las causas no son casuales. Somos parte de la Historia que nosotros mismos escribimos, incluso desescribimos y hasta borramos, o falseamos… Estamos condenados a ser actores de aquello de lo que somos autores, métanselo bien en la mollera… De hecho, fíjense bien fijado,,. el término “actores” viene de la palabra “actos”. Nunca, jamás, al revés. Esto es: somos los actores de nuestros propios actos; somos nuestra propia consecuencia… Pero, por mí que no quede; yo me uno a la llamada del amigo Luís.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / www.escribirgo.com / miguel@galindofi.com