EL RESULTADO DE…

Últimamente me doy cuenta de cosas, detalles, retazos, chucherías, que antes me pasaban desapercibidas (quizá es que mi inconsciente las iba recogiendo para luego, después, en el tiempo, ir soltándoselas a mi consciente), pero, sea como fuere, el caso es que es así… Una de ella es, por ejemplo, que estoy leyendo una novela, y conforme avanzo en su trama, en el relato mismo voy adivinando – mejor, intuyendo – la consecuencia que derivará de tal secuencia, por decirlo de alguna manera. Imagino que también les pasará a ustedes, con mayor frecuencia a los aficionados a la lectura. No quiero arrogarme ninguna facultad, no me malinterpreten…

Lo que pasa es que ya me está ocurriendo hasta con las novelas endiabladamente enrevesadas, pero bellas e interesantes en sí mismas, como las de Haruki Murakami, por poner un ejemplo concreto y completo… Sus títulos – irremisiblemente orientales – como la última leída: “El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas”, es una joya en sí misma por lo que encierra en la lectura de sus textos; personajes que se despersonifican en sí mismos dentro de una fantasía de realidades paralelas, tejidas tanto de imaginación como de razonamientos lógicos… Lo aconsejo, si bien me permito advertir que no a todo el mundo.

El autor supone en sus relatos la capacidad probable de ciertos seres humanos de crear mundos y realidades en su interior, en los que tener vivencias, a partir de sus propios conocimientos y experiencias, hasta el punto de destruir en sí mismo el supuestamente real para acabar viviendo en el, también supuestamente, imaginado… ¿O acaso todos son reales a la vez, al mismo tiempo que irreales?.. ¿Qué de cuánto vivimos es real o irreal?.. Muy bien puede ser todo una irrealidad creada por nosotros mismos como nuestra realidad. Lo digo porque esa posibilidad tiene una base científica cada vez más probada en la tan repetida por mí física quántica.

Según ella, cada vez se demuestra más que el ser humano, usted que se atreve a leerme, su vecino, su cuñado, yo mismo… nos fabricamos nuestra propia realidad de la nada. Tenemos capacidad concedida para ello, si bien no lo hacemos a nivel consciente, y por eso nos creemos lo que creamos. Básicamente es eso: que creamos lo que creemos… Naturalmente, a esto se opone cierto razonamiento: si somos tantos y cada cual piensa distinto, ¿porqué tenemos el mundo que tenemos?.. Pero la respuesta reside en la naturaleza de la propia pregunta: hemos construido una realidad (mundo) en sociedad, conjuntamente, en co-mandita, sumando todos nuestros factores, y hete aquí lo que lo que nos ha salido y hemos logrado entre todos, sea lo que sea este resultado…

Sin embargo, esto genera otro razonamiento no menos lógico: de ahí que exista una élite muy, muy interesada, en dirigir el pensamiento hacia determinadas coordenadas, y, por lo tanto, el comportamiento de la mayor parte de la humanidad, en un sentido orientado hacia sus exclusivos intereses de dominio, de explotación y de sumisión, de esos mismos seres humanos capaces de construirse su propia realidad… ¿Y qué mejor que creen, porque así lo crean, un mundo de amos y siervos, de dirigidos y dirigentes?..

Esto puede presentarse como una teoría conspiranóica. Lo sé, lo asumo y lo admito. Pero no lo es. Desgraciada o afortunadamente no lo es… Desgraciadamente, porque muy bien puede ser lo que está pasando, dado el estado actual del mundo; y afortunadamente porque, por el mismo método con que nos estamos condenando, igual podemos salvarnos y construir una sociedad, un mundo, más justo y perfecto. La mecánica es la misma, es la dotación recibida en el kit: obrar según nuestro correcto Libre Albedrío bajo la ley de Causa y Efecto, que es la correctora de errores. Pero claro, hemos de aprender de y con los mismos…

…Porque el tal Albedrío no es libre si no está orientado tanto para el mal como para el bien. Es nuestra opción personal lo que decide… si no sé explicárselo a ustedes más claro, perdónenme, pero esto es así, y así es como funciona… Desde luego, y hablo a nivel personal, claro, con toda sinceridad les digo que si yo tuviera la capacidad de los personajes de Murakami, me construiría un mundo, no perfecto, pero bastante mejor, en el que vivir mi ida, y a éste que le vayan dando por donde le entra el agua a los botijos. Por mi incapacidad y por mi edad ya tan solo espero en abandonarlo por el desaguadero, y que sea lo que Dios quiera que sea.

Y no es éste un artículo pesimista, no se confundan los que me lean, por favor… Es un artículo posibilista, créanme. La realidad real (no la que se tiene por verdadera, por fortuna), es que nos confundimos entre nosotros y a nosotros mismos como si fuésemos Personajes, cuando lo que somos es Personas… Somos tan voluntariamente ciegos que no vemos que dentro de cada Personaje falso existe una Persona verdadera; y que lo que estamos haciendo – o deshaciendo – es dar vida y mantener a tótems en lugar de a seres humanos… Y que nos estamos volviendo a tribalizar de nuevo tras haber superado ¿lo hemos hecho? El estadío de tribu.

La cuestión es que nos estamos suicidando colectivamente. Y ya no es intelectualmente hablando, no, sino socialmente obrando… Todos y cada uno de nosotros. Y eso, por rechazar el conocimiento y abrazar el aborregamiento. Lo crean o no, así es.

        Miguel Galindo Sánchez / info@escriburgo.com / www.escriburgo.com

Escriburgo

Durante 30 años fue vicepresidente de C.O.E.C.; durante 20 años Juez de paz; durante 15, Director de Caritas... Es autor de cinco libros. - Ha fundado varias ONG's, y actualmente es diplomado en RSC para empresas; patrón de la Fundación Entorno Slow, y Mediador Profesional.

Deja una respuesta