CIFRAS DE IGNOMINIA

Existen los números, lo que no existe es la vergüenza; existe la matemática, lo que no aparece por ningún lado es la consecuencia; existe el pecado, y se ha perdido toda conciencia, y entonces, llegados a ese punto, nos da igual la penitencia… Y eso es así porque tal penitencia siempre cae sobre los lomos de los cretinos que nos ofrecemos como gustosos colaboradores necesarios de los que abusan, y nos roban y empobrecen. Y entonces, claro, pasa lo que pasa, y es que, al no tener conciencia, formamos parte directa tanto de los verdugos como de las victimas… si bien siempre hay unos más víctimas que otros. Y así adquirimos nuestra propia responsabilidad en tan criminales – repito lo de criminales, por si no queda claro – hechos y consecuencias.

Mientras sigamos “clientando” y colaborando con la monstruosa industria alimentaria y la pérdida, asolamiento y agotamiento de la biodiversidad por el desproporcionado beneficio de una minoría depredadora sobre una mayoría esclava, ayudaremos a la enorme injusticia; por ejemplo primero: que se produzca un 60% más de alimentos (sobrexplotación) mientras dejamos que 800 millones de seres humanos se mueran de hambre… Lean “Rumbo al Ecocidio”, de José Esquinas, si no lo creen y aún les queda algún resquicio de algo por dentro, y descubra que nuestra bolsa de la compra forma parte directa del arte de tal dispararte. Quiero decir, disparate.

En este año del diablo de 2024 se llega a la más sangrienta paradoja de superproducción igual a hambre. El inhumano proceso de mercantilización de los alimentos ha hecho posible que 1.300 millones de toneladas se desperdicien y terminen en la basura; que otra buena parte la convirtamos en comida-rápida que produce obesidad y aumento de enfermedades coronarias y gasto farmacéutico (una industria asociada, por cierto, al disparate); y otra no menos importante parte se caducan y pudren en nuestras alacenas, por causa de nuestras ciegas y absurdas sobrecompras…Y por si eso fuera una minucia, su inducido transporte genera la tercera parte de los gases de efecto invernadero, siendo responsable directo del 90%, sí, he dicho el noventa por ciento, de la pérdida de diversidad agrícola.

Aparte de tal abominación, se está permitiendo que, al menos tres bestiales multinacionales: Adm, Bunge y Cargill & Dreyfus, copen la agroindustria mundial, controlen las tres cuartas partes de las semillas comerciales de todo el mundo, y las dos terceras partes de los agroquímicos del planeta. Casi todos los recursos naturales de la Tierra están siendo privatizados y monopolizados, lo que conlleva más especulación, exclusivismo, encarecimiento y contaminación… Quieren llegar a ser los amos del pan del orbe, ese Pan Nuestro de cada Día que comemos los que podemos pagar su precio y mueren de inanición los que no pueden hacerlo… Y todo ello con el visto bueno de los gobiernos y corruptos políticos, y con el memo beneplácito de todos los esquilmados consumidores en sus supermercados borreguidiles, tras el sometimiento servil del agricultor/productor.

Toda la PAC (Política Agraria Común) cuesta a Europa 58.500 millones de euros. Sin embargo, esa misma Europa ha de pagar 700.000 millones de esos mismos costosos euros para tratar las enfermedades derivadas que produce el sobrepeso (doce veces el gasto de la Pac), en un brutal contrasentido que nos pone ante un espejo en el que no queremos vernos… Pero en el que habremos de mirarnos algún día no muy lejano, nos guste o no, y habremos de pagar el precio. Lo que no resulta de recibo es que, mientras ocurre ese anormal, provocado y provocador, dispendio, casi un billón de personas estén muriendo de pura hambre.

Nos sobra mucha cobardía e insolidaridad, y ceguera, y nos falta mucha ética y valores, y principios, y otras cosas de más enjundia, para poder equilibrar la balanza de tales ignominiosos números… Y lo que se percibe no es, precisamente, un frenazo en esa barbaridad, sino todo lo contrario, una acusada tendencia al alza. Lo cual no dice mucho de bueno de la humanidad actual, de la que usted y yo formamos parte. En verdad, es cierto, que tenemos los medios necesarios para convertir nuestro planeta en un paraíso, pero lo estamos convirtiendo entre todos en un infierno.

Las oligarquías económicas conocen perfectamente el valor estratégico, vital y socioeconómico de los alimentos. No es nada nuevo. Ya los nazis, a través de sus S.S. y Gestapo, mantenían una unidad de germoplasma (semillas) de todos los países ocupados; e incluso el actual Banco de Germoplasma de Brasil, como un arma, está en manos del ejército y depende de Defensa… Dice Esquinas que “las semillas son imprescindibles para la humanidad. La biodiversidad es clave para adaptarse a las condiciones impredecibles del medio ambiente agravadas por el cambio climático”. Más claro, el agua, que, por cierto, ya cotiza en bolsa… o sea: blanco y en botella.

Somos tontos encantados de engañarnos a nosotros mismos… Miramos el Pib, que es un índice que solo mide lo bursátil y mercantil, y creemos que es Palabra de Dios. Pero no mide el número de maestros, ni de médicos, por habitante; ni el grado de satisfacción del ciudadano; ni el de bienestar de una sociedad; ni, por supuesto, el nivel de aceptación de sus políticos; ni el de su conciencia solidaria con el resto de los humanos… Adoramos el tótem del Pib, erigido en el centro de toda tribu; y les pedimos a nuestros ídolos religiosos que no nos falte nuestro pan de cada día, aunque en las chozas de los de al lado se estén muriendo de inanición, siempre que no nos den el follón… amén.

Si nosotros, como humanidad, reaccionamos, podremos obtener la solución de la evolución, y nuestra redención; pero si reacciona la naturaleza en su conjunto, como Gaia que es, en su muy legítima defensa, pagaremos todos nuestros pecados hasta los higadillos… La Ley de Causa y Efecto no distingue entre egoístas e idiotas. Es un mecanismo ciego, pero eso sí, justo.

Escriburgo

Durante 30 años fue vicepresidente de C.O.E.C.; durante 20 años Juez de paz; durante 15, Director de Caritas... Es autor de cinco libros. - Ha fundado varias ONG's, y actualmente es diplomado en RSC para empresas; patrón de la Fundación Entorno Slow, y Mediador Profesional.

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