En 1.980, cuando en un complejo urbanístico de Jerusalén, en el barrio de Talpiot, se perforaba para la cimentación de un nuevo edificio, dieron con un sepulcro excavado en roca. Allí, cada vez que ocurre algo así, pasa como en Cartagena, que se para todo y se avisa a los arqueólogos mientras los promotores empiezan a rezar (allí, en arameo)… por si acaso. En éste, contenía diez osarios del siglo primero, con al menos siete de ellos ocupados por miembros de una misma familia. Citaré a los científicos judíos implicados: Elliot Braum, Amós Kloner, y el Inspector de Antigüedades Josef Gat, por si creen que me estoy inventando una película…Eso sí, les evito los detalles técnicos.
Lo descubierto fueron los sarcófagos con las siguientes inscripciones en arameo: Jesús, hijo de José; María, la Señora; Judá, hijo de Jesús; José; Matatías; María; y este con toda la genealogía grabada: Jacob (Santiago), hijo de José y hermano de Jesús… Puedo ponerlo aquí en sus nombres hebreos, pero lo considero innecesario. Yeoshua Bar Joseph, por ejemplo, deja poco a la especulación, y con el resto ocurre lo mismo.
Los apologistas católicos y ortodoxos cayeron en masa para dar las más peregrinas explicaciones (que si Marian o Yeoshua eran nombres muy comunes – pero no juntos -; que si lo de los primos tratados como hermanos; que si tal o que si cual). Sin embargo, la cantidad de encajes y coincidencias son demasiados como para fiarlo al azar… Se sabe que el título de “la Señora” se daba a la esposa del titular, y que los nombres dados fuera de los tres primeros coinciden con los de los hermanos de Jesús, genealogía facilitada por el propio Lucas en 3,23-38…
Pero la bomba es que, realizadas las oportunas pruebas genéticas, las mitocondriales, que son las que se heredan por vía materna, demuestran que Jesús era hijo de José, por coincidencia con la de sus hermanos (al Espíritu Santo no se le califica); y que el tal Judá era hijo de María, la Señora, que no la madre de sus tíos… Por el nuclear, que es la vía paterna, se descubre que Judá es hijo también de Jesús
Yo no voy a deducir nada, porque lo que debe hacerse es que cada cual, con todo el respeto del mundo, lo deduzca por sí solo… si quiere. Aplicando las dos lógicas existentes: la natural y la implantada; la suya y la ortodoxa; la mental y la dogmática. Y que cada cual guarde para sí, o no, lo que crea y piense, si así lo quiere.
Si esto fuera lo que parece –(verán lo prudente que puedo llegar a ser), entonces habría que dudar de lo que se ha escrito y dado por sentado a tal respecto… Que a Dan Brown se le caiga su Código da Vinci de la mula; y a los franceses su Madeleine, que ni es gabacha, ni pasó por la Galia, ni sus restos están con los de Asterix; y, por lo tanto, de su descendiente Sarah tampoco, es un gran disgusto patrio, pero, bueno; que se fijen en lo de Santiago (Jacob) que hace mucho que se sabe que es otro bulo el de Compostela, y ahí los tienen, tan panchos, pues también…
…Pero a quien de verdad se le cae todo su cambalache es a una Iglesia que funda su extraña y dudosa fe en un Jesús soltero, sin hijos, muerto y resucitado; y una María, “la Señora” la llama también Felipe en su Evangelio, en el papel de puta arrepentida. Lo de “mujer guarda de tu hijo; hijo guarda de tu madre” a pie de cruz, tiene en este contexto mucho más sentido que lo del “discípulo amado”, salvo que igual se le cambie por “su amado hijo”; y al que citan todos los evangelistas como el joven que siempre estaba al lado del Maestro, y lo acompañó en sus finales hechos importantes, si bien que sin ponerle nombre. El mismo recostado en el pecho de Jesús en la Última Cena, tan parecido a Él, según Leonardo…
Y que, cuando se descubre la tumba vacía, allí también estaba, gritando “se han llevado del sepulcro a nuestro señor, y no sabemos dónde lo han puesto”, y no iba diciendo “ha resucitado” (Juan 20,2-4)… Los exégetas católicos atribuyen su identidad a un joven llamado Juan, pero sin que ningún Evangelio lo ratifique, ego lo vult y punto pelota.
Lo que sí dice el evangelista es que, en el episodio de Getsemaní (prensa de aceite, por si no lo saben), se zafó de la fuerza que vino a arrestarlo envuelto en una sábana que se dejó en el forcejeo… Un personaje siempre presente, y siempre ignorado por los relatores de los Evangelios… Sobre María Magdalena no voy a extenderme más de lo mucho que se ha escrito sobre ella. Solo lean los Evangelios Apócrifos, y los gnósticos, y sírvanse ustedes mismos.- (*)
Lo que sí resulta admirable es que este descubrimiento, así como el documental “La Tumba Perdida de Jesús”, de la BBC, de James Cameron; o “El Evangelio perdido”, de Jacobicci, hayan pasado como agua colada ante las (digamos conciencias) de miles de millones de convencidos “creyentes”… Sólo en 2.001 apareció la película “El Cuerpo”, pero ya despojada de todo familiar acompañante, sacada de contesto, y que, por supuesto, se resolvió a favor del dogma.
Se demuestra que el poder mental y conciencial de la Iglesia inducido sobre sus fieles, es inconmensurable. Miles de años de machaca sobre una sola idea tiene un poder que intuyó muy bien Josep Goëbbels, y que aplicó en su catecismo nazi: “repite la misma mentira mil veces, y acabará convirtiéndose en verdad”… Será tal la entrega de los seguidores a esa “verdad ciega” (no razonada), que pase lo que pase, se descubra lo que se descubra, se demuestre lo que se demuestre, el fundamentalismo, sea católico o de otra confesión, sigue entero…
El yo pensaré por ti; el solo cree lo que yo te diga; el solo escucha lo que yo te mande que escuches, es la estrategia al servicio de un arma poderosísima que obedece a una maquinaria fanática: la de una curia y unos “curi-osos”, “amenjesuses” todos, que repiten hasta la saciedad lo que cada vez menos quieren entender.
A mí me vale, pero no me sirve… El Cristo en el que yo creo me da igual casado, padre de familia numerosa, y sin resucitar. A lo mejor resulta que mi fe es más grande y sólida que la de los que necesitan milagros y a un Dios taumatúrgico, pero la verdad es que me importa bien poco… Como dijo aquel Nazareno: “el que tenga ojos para ver…”
(*).- fuente: La Historia Desconocida de Jesús de Nazaret, de Luís Miguel Sánchez Tostado (editorial Alfaguara)
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – miguel@galindofi.com