Hoy, por las inminentes fechas donde todos celebramos (yo, rotundamente, NO) las escandalosas y prostituídas bodas del sentimiento con el mercantilismo; cuando todos se gozan de sus vergüenzas para adorar al Becerro de Oro; cuando se eleva a los cielos el abyecto invento de “turismo religioso”… me van a permitir ustedes ceder mi respeto, mi espacio y el protagonismo a Gabriela Mistral. Creo que, sin más palabras, lo dice todo:
CADA CUAL LO MEDITE SEGÚN SU PROPIA CONCIENCIA, SI LA TIENE.
YO ME DECLARO ICONOCLASTA