Se nos acerca, paulatina pero inexorablemente, unas nuevas Elecciones Generales que llevarnos al coleto de nuestra Historia más actual. Y las espadas entre el bipartidismo ancestral siguen en alto en un impredecible equilibrio… Si no cito al resto de partidos comparsas, pegados acompañantes de uno y de otro, no es por descortesía, sino porque han quedado – y pido perdón si se sienten ofendidos – como ese cortejo de peces rémoras que sirven de limpieza y acicalamiento a las piezas mayores. Pero aquí seguimos, al menos en el momento que esto escribo, moviéndonos en un estrecho margen en que unas veces apuntan las encuestas de intención de voto al PP, y otras al PSOE, según los bandazos de la barca política. Y quizá debería nombrar directamente a Sánchez y a Feijóo, dado que el primero ha fagocitado a su propio partido, y el segundo ha sido fagocitado por el suyo.
Feijóo intenta aplicar, para llevarse el gato al agua, su galleguismo: no se sabe cuándo va, o cuándo es que viene. Miren el sofístico ejemplo de comportamiento en la crisis de su gobierno castellano-leonés asociado a Vox, con lo de la Ley de Interrupción del Embarazo: se respetará lo que dice Mañueco con respecto a su problemático vice voxero, y si no, que sea Vox el que decida romper o no la alianza. Impecable para seguir sin mojarse… Lo mismo, pero al revés, con Ayuso en Madrid, también con Vox de por medio. Y Sánchez sigue con su anguilismo, maestro de maestros en ello, para mantenerse a flote, incluso haciendo lo contrario a lo que públicamente había prometido no hacer… Ejemplos los hay a docenas en las hemerotecas, que en este espacio no cogerían.
Yo le aconsejaría a maese Feijóo, sin garantizarle que con ello funcione, claro, el método del cansinismo que usó Aznar para con Felipe González… No había sesión parlamentaria sin que se oyese su “vaseseorgonzález”. Lo repetía a cada momento y ocasión. En las declaraciones a medios, en todas las intervenciones, en las alocuciones públicas… su “vaseseorgonzález” lo saturaba todo. Cuando el presidente hacía sus abluciones de mañana, el espejo le soltaba “vaseseorgonzález” invariablemente. Igual en sus sueños, en el propio aire que respiraba. Sus naturales ojeras se pronunciaron como surcos en bancal. A Felipe se le aparecía el “vaseseorgonzález” en cada respiración… Lo que ocurrió ya se sabe, y es que Chemari terminó sentando su bigote en la Moncloa.
Y no estoy asegurando que ese método cansinista obre el milagro del flautista de Hammelin con las ratas, y que, repetido como un mantra matraquero con la suficiente fé, lleve a los votantes a inclinar la balanza a la derecha del fiel. La verdad es que no lo creo, pero lo que es cierto es que eso ya lo utilizó Goebbels en su propaganda nazi. Ya sé que, en estricta puridad, no es lo mismo, vale, pero se le parece. De hecho, se le reconoce como prácticas subliminares para conseguir del personal lo que se desea, y la técnica publicitaria sabe mucho de eso.
Ya digo, Sánchez es una anguila escurridiza que ha logrado impostar a su propio partido, el Psoe, de sí mismo… A mí es que me pasa como a la lechuza: que no veo muy bien, pero me fijo mucho. Y me he dado cuenta que ya nadie distingue el socialismo ideológico del partido del socialismo personal de Perisancho; que se ha convertido en pontífex máximum de su propia religión; que, como aquel rey-sol absolutista que dijo “L´Etat c´est moi”, este monarca igual ha pronunciado “le socialisme c´est moi”, y también todo el mundo lo ha creído… Tan es así, que ya ni siquiera los avisos de González y de Guerra se escuchan en el erial cuando advierten de la impostura.
Un nimio ejemplo práctico: los Juzgado de Paz, los Jueces de Paz, una figura constitucional y liberal emanada de aquellas Cortes de Cádiz contra al absolutismo de Fernando VII, se los va a cargar por su santa y personal voluntad, sin pestañear. Va a alejar a la justicia de la base de la ciudadanía en un par de patadas. Hace unos años suprimió las competencias de los Juicios de Faltas, de los Actos de Conciliación y del papel mediador del Juez de Paz en los conflictos entre sus conciudadanos. Adiós a la vecindad y cercanía de la justicia al pueblo… Se vacía de contenido como se vació el compromiso con los saharauis, arteramente, con premeditación, ocultación y alevosía.
El siguiente y estudiado paso es devolver los Registros Civiles a los Ayuntamiento, si no se quedan como simples “oficinas auxiliares judiciales”, y, entre otras cosas, que los ciudadanos paguen sus buenas tasas y vayan a casarse a la Notaría… O sea, su “avanzamos” es devolver la justicia de base al siglo XIII. Avanzar retrocediendo.
El mérito del “encantador” es que esa hazaña la comete pareciendo liberal y de izquierdas. Algo que ni la derecha de toda la (mala) vida se atrevió a hacer. Resulta muy difícil para Feijóo enfrentarse a un adversario que practica su misma política aparentando hacer lo contrario. Y no quiero que se entienda con esto que hago apología de la derecha, de ninguna derecha, por Dios… no se equivoque naide ni nenguno. Lo que quiero decir es que ambos inventos, con sus actuales mangantes menguantes, se van pareciendo tanto en los fondos, aún con formas distintas, que el pulso que mantienen puede ser tan aparente como poco transparente. Y nada diferente. Yo ya no me creo nada de los numeritos preelectorales. Y pueden que hasta ustedes me entiendan… si quieren, claro.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com