¡Hay que ver lo que son las cosas, coña..!. Resulta que el presidente Biden, “el mete-patas”, ha firmado una ley en apoyo de las víctimas del Síndrome de la Habana… Ya tienen los psiquiatras otro síndrome más que añadir a la lista de cuentos para no dormir, un muy bien surtido menú donde cada lugar, palabra o definición tiene su síndrome, como lo del “Día Mundial de…”. En este caso, parece ser que varios diplomáticos Usa, no solo de Cuba, sino también de China, Rusia, y hasta Austria, creen estar siendo atacados por ondas acústicas comunistas…
Así, tal y como suena. Esperpéntico, ¿verdad?.. Porque las ondas acústicas existen en todo el mundo mundial desde que es mundo, pero con la faceta de comunistas ya es rizar el rizo. Pues, digo yo, que, entonces también existirán las capitalistas, las populistas, las imperialistas, las fascistas y todas las ístas que existan y aún puedan existir… Y lo que pasará entonces es que habrá gentes que sean alérgicas a unas o a otras, según el color, el interés, la ideología, la moda, o lo que cada cualquiera se queje del síndrome… Es que, si no, mire usted, no se explica, y bien pueden existir agravios comparativos.
Bien… Los síntomas que parecen provocar esta suerte de síndrome comunistoide son: dolor de cabeza, fatiga, náuseas, vértigo, somnolencia, angustia y otitis (esta última puede cambiar a diarrea, según le viaje el síndrome). Y muchas de estas personas aseguran que no pueden trabajar, vamos, que el mover un esparto se les hace bola… Cuando leí lo de los síntomas, pensé inmediatamente que eso mismo lo he padecido yo, sin pertenecer a ninguna diplomacia americana, ni por allá pasó. En los días en que el trabajo, los problemas y las letras devueltas y por pagar se me acumulaban como titanes… No es otra cosa que el famoso Síndrome de los Lunes de toda la vida. Que, por cierto, si no está catalogado como tal, han andado muy lerdos y muy lentos ahí los sabios que en el mundo han sido, y aún son…
Pero tengo la sensación que eso yo ya lo he vivido. En otra vida, y en ésta, pero lo he vivido… (y usted, y el otro y la otra, y aquel señor calvo de allí), y casi todo el mundo de este mundo. Pero es que esta gente petada de privilegios de la primera sociedad, lo que quiere, aparte de la seguridad social, es que les den la baja del laboro cuando se despiertan un poco espesos; es tener un reconocimiento gubernamental e institucional de por vida. Una especie de paguica o así; un algo que llevarse a la andorga o con lo que escurrir el bulto; una medalla de caballero mutilado por servicio prestado y sueldo pagado…
Aquí, en España, por ejemplo, para librarse del curro no hace falta sacar a La Habana a tomar el fresco, y más si nunca hemos estado allí, ni tenemos pasaporte diplomático estadounidense… Basta con citar la mitad de los síntomas prescritos (que no proscritos) para que el médico de cabecera te dé la baja por cagalera. Sin mayores problemas, faltaría más… Pero ahora, encima, se viene el tío – o la tía – de unas vacaciones por el Caribe, y le da pereza empezar a clavar chapa, y con alegar que se ha contagiado de unas ondas acústicas comunistas al pasar el barco por las costas cubanas, pues ya le vale… Son como unas ondas del maldeojo nuestro, pero con tecnología punta de izquierdas, usted me entiende…
En nada, y por compensación natural, saldrán los síndromes de Pekín, New York, Moscú, Londres, Berlín, París, etc… y me temo que no van a quedar síntomas suficientes para todos. Habrá que repetir muchos de los mismos que se dan para el de La Habana. Porque el de Estocolmo es demasiado concreto y no da mucho juego en este juego… un síndrome como Dios manda, que acabará siendo expulsado, ya lo verán, del exclusivo Club de los Síndromes mangantes que no menguantes.
A mí, personalmente, me pilla casi que jubilado de mí mismo, y ya no me vale como excusa al uso… Tampoco me hubiera servido antes, pues los Autónomos nos subvencionábamos en vivo y en directo nuestras propias enfermedades y malengues, y nuestros propios síndromes… Para nosotros era como tener un tío en La Habana, precisamente… Pero no ha hecho bien Biden en aflojar la mosca a sus cuentistas, pues Sindicatos vendrán ahora que lo reivindiquen, aún cambiándole el origen por uno del barrio, como causa de baja y baraja… Síndrome de Extremadura, por ejemplo… Ya lo verán los que lo verán, ya…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com