Aún es pronto para analizar la invasión rusa de Ucrania y sus posibles consecuencias. Se necesitará mucho tiempo para eso. Y serán importantes, sin ninguna duda… Estaba cantada, lo que pasa es que, a veces, preferimos agotar la esperanza hasta el final, y de esas buenas intenciones siempre hay alguien que se aprovecha, y Putin es el tipo de sátrapa perfecto, el tirano modelo, que todo el mundo sabía (otra cosa es querer saber) que lo iba a hacer. Y además cuándo, cómo y de qué forma y manera.
Ha sido un calco exacto de cómo Hitler comenzó la II Guerra Mundial: fabricando un conflicto previo en la zona germanófila de los Sudetes, con cuya excusa, no solo los hizo suyos, si no que, ya puestos, invadió Polonia… Aquí ha sido idéntico, y la zona rusófila ha sido la del Donbás. Todo igual… Putin desea recuperar la potencia e influencia de la antigua URSS, aunque sea por la fuerza, y para lograrlo, lo primero que tuvo que hacer fue anular su propia democracia, a fin de sentar un régimen fuerte y tiránico de corte nazi, con un poder absoluto en sus manos y una represión sangrienta de los opositores… Y ahí, precisamente, fue cuando hubo que haberle impuesto las más severas sanciones económicas y políticas, y no las tibias de advertencia cuando invadió Crimea, por las bravas y con el mismo cuento…
La UE ha sido débil, y él lo sabe, y se está aprovechando de ello, porque el tiempo corre a su favor, ya que Europa reacciona tarde y lento, no en el momento adecuado. Su punto fuerte es sus ejército, y su talón de Aquiles su economía… Si la Otan reacciona a sus provocaciones, la III Guerra Mundial estará servida, tan solo que cambiando Alemania por Rusia, pero los escenarios, con el aliado americano a extramuros y todo eso, no se pueden parecer más. Y eso lo sabe Putin tanto como todos los países europeos… Solo quedan dos caminos: o el confrontamiento bélico, o el aislamiento absoluto, no solo económico, de Rusia. Su famoso antaño Telón de Acero ya le procuró una ruina tal que, llegó un momento en que el régimen comunista no tenía ni recambios para los vehículos y armas de su formidable ejército. La caída del Muro de Berlín tuvo más causas económicas que bélicas.
En la actualidad se debe actuar aún más rápida y contundentemente que entonces. Cortarle todos los canales bancarios y de financiación; aislarlos de toda actividad comercial con el exterior de su nueva e impuesta Federación Rusa; congelación absoluta de sus cuentas existentes fuera; excluirlos de cualquier evento, incluso culturales y deportivos; desconectarlos totalmente, no en parte, del sistema Shwitz de transacciones internacionales… en fin, un castigo proporcional al delito cometido, ni más ni menos… Si se ha saltado todos los tratados firmados, ha incumplido todas sus promesas, e incluso el propio Derecho Internacional, pues que también la ONU lo expulse de su seno. Es la única forma de castigar tratando de evitar una guerra: el repudio total del resto del mundo, unido contra la arbitrariedad… Si no, Suecia y Finlandia serán las próximas, y el mismo loco sanguinario lo ha anunciado ya.
Lo que me temo es que los intereses de los mercaderes de ese resto del mundo, incluidos los europeos, estén por encima de los ciudadanos de ese mismo mundo. Y ese es nuestro desgarrante punto débil… Los analistas económicos ya lo han dicho: que este conflicto, aún por vía de las sanciones, dañará seriamente la economía global, no solo la de Rusia, que quedaría aplastada. También, en mayor o menor medida, afectará a la de occidente. Eso resulta inevitable. Pero es que la paz es cara. El gran y estúpido problema reside cuando cada país empieza a mirarse y medirse su propio ombligo, y a querer relativizar las severas medidas de castigo por su puñetero interés… Aquí, en España, por ejemplo, ya estamos quejándonos y lloriqueando porque no vamos a poder vender muebles, o zapatos, o porque el trigo que nos viene de allí nos va a hacer subir el pienso, y el pan… Pues plantemos lo que en su día abandonamos, y quitamos de nuestros bancales; o comamos bollos, como dijo María Antonieta, joer…
Lo cierto es que Rusia tiene el tercer ejército más potente del mundo – tras los EE.UU. y China – y un arsenal nuclear como para cagarse… Pero también es verdad que su PIB es incluso más bajo que el de España, a mal señalar… Padece una desproporción brutal entre su armamentismo militar y su economía, y esos son, precisamente, sus pies de barro. Su equilibrio, por lo tanto, es frágil. Ahí es dónde hay que apuntar… Un pueblo al que no le llegue el pan a la mesa no hay zar que le pare los pies. Y eso lo sabe muy bien Putin, pues es la historia de su propia Rusia.
Así que, miren ustedes, que nos engañen lo justo, pero si esto ha empezado ha sido porque se ha permitido; y si no se acaba en unas semanas, es porque no se quiere… Ellos, los líderes del mundo, americanos y europeos incluidos, saben perfectamente cómo responder y con qué hacerlo. Pero la mierda los cubre hasta las cejas. Un solo ejemplo: Rusia, que se salta todas las leyes, pactos, acuerdos y palabras dadas, que actúa como si el mundo fuera suyo, es Miembro Permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿No resulta grotesco?.. Y se ha visto el esperpento de vetar su propio veto… Pues cualquier ciudadano tenemos la capacidad de pensarlo, aunque sea de puñetera chiripa, y exigirlo y gritarlo como una solo voz en el mundo entero: ¿Qué coño hace esa Onu que nos la venden como la salvaguarda del mundo, que no les pone la maleta en la calle y les pega una patada en el culo?.. Ahí lo tienen ustedes mismos.
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com