

No hace mucho que Díaz Ayuso despotricaba repetitivamente en varios foros sobre los “palacios” de los que disfrutaba Sánchez (Doñana y la propia Moncloa); pero se guardaba mucho que la propiedad del gobierno autonómico madrileño, un casoplón de 350 m2 con piscina e inserto en una finca de 453 has., en pleno Parque Nacional de Guadarrama, la tiene igual reservada para uso y disfrute de ella misma y de toda su parentela.
En plena campaña de acoso y derribo emprendido por Feijóo contra la corrupción en el Psoe, les ha estallado en los morretes otra mierdería marca PP, que se suma a las en curso y pendientes… Ésta viene de la mano de Cistóbal Montoro, año 2017, entonces ministro de Hacienda del aquel también dudoso Rajoy, que desvió 70 millones de euracos a una oficina de consultores de la que era miembro prominente (Estudios Económicos, se llamaba) sin que se le moviera un pelo de la cabeza – tampoco tenía tantos como para eso – en lo que ya se conoce como Caso Montoro.
Algunos/as empezarán a despacharme whatshaps con lo de “y los tuyos más”, o también acusándome de practicar favoritismo por “los míos”… Craso error en ambos casos. Primero, porque un servidor no se considera ya de nada ni de nadie, eso es la etiqueta que me ponen los unos y los otros; y segundo, que por eso mismo no tengo motivos, ni me siento obligado, a defender ninguno de tales bastiones, lo crean o no quieran creerlo… Lo único que deseo señalar es la hipocresía y el cinismo de ambos dos a la hora de acusar al de enfrente de lo mismo que practican mutuamente. Ninguno tiene autoridad moral para enchufar el ventilador de la mierda, en el que nos han involucrado a todos los españoles.
Españoles que quizá tengamos una buena parte de culpa, por dejarnos llevar gustosamente en la descarada polarización en la que nos han metido. Y por ser tan cretinos de creernos lo de “ideología obliga”. Ambas fuerzas nos han hipnotizado haciéndonos creer que ideología es lo mismo que ideales, cuando no es igual… De hecho, ellos, los partidos, han obrado el secuestro de lo segundo en nombre de la primera. Y eso es una muy burda impostura, en la que caemos el ganado “votuno” al que pertenecemos. Pues eso es lo que somos (metámonos tós y sálvese el que pueda), un hato de ganado con una papeleta en la boca camino del redil urnático.
Lo demás es pura paradoja de toma pan y moja… Ambas dos trincheras están llenas de delincuentes, y de embusteros, que se acusan mutuamente, y nos hacen tomar partido a favor, o en contra, de unos u otros; pero nuestra conciencia política está tan enferma y contaminada como su nula honestidad, si es que saben/sabemos lo que eso significa… Ya digo que el primer tocomocho es inventar el término IDEOLOGÍA para meterla bajo el vaso que mueven, entre otros, tras birlar el concepto IDEALES… La idealidad es puramente humana, y la ideología es netamente política. Así que, cuando la política está manchada y prostituida por los intereses de los políticos, esa Ideología se ensucia y vende su esencia marcada de mierda en igual proporción.
Para mí – personalmente, claro – la llamada ideología, hoy, es una especie de cebo enganchado al sedal de una caña, de la que tiran los sinvergüenzas de detrás de cada sigla y bandera; así como los ideales son un valor inserto en una escala de valores que cada día que pasa se convierte más en una utopía que en una realidad… Yo puedo moverme por ideales, pero no me dejaré arrastrar por una ideología. Con el tiempo, he podido comprobar que las ideologías mudan a las personas en fanáticos; y que las convierten en el pozo del que bebe todo fundamentalismo… ya no hablemos de ortodoxias.
Y todo esto está detrás de todos los partidos extremistas en la actualidad. Son siglas que se apoyan en la intolerancia, en la violencia y en el odio para imponer su “ultraísmo”, permítanme llamarlo así… Mi desesperanza se basa en la constatación de que todo ese radicalismo está siendo votado y aupado al poder por la propia ciudadanía, y va in crescendo, apoyado y empujado por una marea fundada en lo más irracional del ser humano. Si un ideal es el odio y el rechazo, entonces “apaga y vámonos”.
Pero hay otra cosa que se suma a lo peor: y es que los partidos, centrados de toda la vida, se alíen a esos extremos por el mero hecho de sentarse en un poder que, a la postre, le es arrebatado por esa jauría de perros rabiosos, que acaban convirtiéndolos en sus sicarios. Todo por pegar el culo en el trono. Los ejemplos (malos) los tenemos en todo gobierno de taífa compartido, donde la cultura, la tolerancia, el respeto, la libertad y los derechos humanos están siendo cancelados de raíz e impunemente pisoteados.
Están tan envenenados ambos dos que son incapaces de unirse entre ellos para desterrar toda malignidad, y prefieren intoxicarse e intoxicar con lo que le ofrecen los enemigos de la auténtica, genuina y verdadera libertad… Por eso mismo que todos son corruptos, ya que, si se han vendido a ideologías extremas y nocivas, ¿por qué no van a robar para sus propias siglas y bolsillos?.. Es la consecuencia de la decadencia. Una decadencia social general que contamina todo, desde los gobiernos de satrapía al general. Suben los impuestos a los pobres y se los bajan a los ricos, y hasta los mismos ciudadanos los votan y defienden, aún a costa de sus propios intereses… No sé si seremos culpables, pero sí que somos responsables de todo ello.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com
