Cientos de tronos ricamente revestidos; cientos de imágenes cuajadas de joyas y oropeles; miles de acompañantes con su dote de caros ropajes; docenas de miles de desplazamientos que generan su esperada riqueza; comercio y negocio donde hasta las aceras y las sillas se venden; la Semana Santa levanta la economía de ciudades enteras…
Templos repletos de encendida adoración a imágenes de distintos Cristos, diferentes Vírgenes y decenas de innominados santos. El dinero corre a raudales sobre las treinta monedas de Judas…
Me embarqué con J.J. Benítez en su último Caballo de Troya, busqué al divino nazareno y lo encontré enredado en su prédica galilea… Le susurré al oído lo que iba a ocurrir en su nombre, y, sacudiéndose las sandalias, despidió a su gente y salió jurando en arameo, espantado, hacia Dios sabe dónde…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ – www.escriburgo.com – info@escriburgo.com