(de El Literato)
“Stoltenberg acude a Kiev para alimentar la proximidad de la Otan a Zelenski y el odio a Putin”: “EE.UU. y China aumentan la escalada de tensión en Asia; “las protestas contra Macron sobrepasa las sentencias sobre las pensiones del propio Tribunal Superior de Justicia de Francia”; “Dimite el único ministro militar de Lula por su connivencia con los golpistas”; “Se agudiza la represión y riesgo de guerra civil en Túnez”; ”Los combates aumentan en Sudán pese a la intervención de la Onu”; “Feijóo alienta la guerra del agua en Doñana, al borde del enfrentamiento con la UE”; “Vox hace campaña con bulos y mentiras sobre la emigración española”; “El calor extremo se apodera de Europa”; “Los sindicatos incitan a la movilización general aprovechando el descontento”; “El cambio climático ha sobrepasado el punto sin retorno anunciado por la ONU, y se prevén cataclismos inevitables”… etc., etc., etc.
Todo sacado el mismo día del mismo periódico de hace semanas, y que nada ha cambiado hoy. Ni una sola noticia positiva, como no sea el último triunfo del palmareño Carlitos, refugio de la iconografía murciana, y cosas de ese tenor. Lo juro por Tutatis, que no me estoy inventando nada, ni una coma, ni una tilde… Al final, lo último que se imprime al dorso, es la columna de J.J. Millás, “Apunten bien”, donde se lee una frase lapidaria y acojonante, sacada de una novela de Herbert Clyde Lewis (Un caballero a la deriva): “Dios, ¿es que no te da vergüenza”, en clara y consecuente acusación a Quién, o Lo que Sea, ese Dios, por la chapuza de mundo que le ha salido… Te has lucido, acho, tío, parecen decirle las creaturas a su creador…
Es lo mismo que el anterior Papa le dijo al mismo Dios, cuando visitó el horror hecho recuerdo en Auswitchz: “¿Dios, cómo llegaste a permitirlo..?”, le encasquetó con toda la cara y para que se oyera su justificación bien alta… Lo cierto y verdad es que a todos los creados se nos suelta la misma costura cuando la explicación no entra en nuestro razonamiento, pues tenemos unas entendederas selectivas: ¿cómo Dios consiente esto?, pregunta previa para así fabricarnos nosotros mismos la excusa de largarle la responsabilidad a Él lavándonos las manos, ¡vaya mierda de mundo que has hecho, jefe, acho… podías haberte esmerao un poquico…!. Es la coartada perfecta del a-mí-que-me-registren. Y si nos apuran mucho el interrogatorio tras la cagada, nuestras iglesias han puesto a mano al Diablo como factor impulsor de los hechos… y de los deshechos.
Lo primero que sorprende es que esa misma Iglesia que ha montado el cotarro, definiéndose a sí misma como sola y verdadera y única intérprete, representante, valedora, fiadora y mediadora entre Dios y los hombres, a la hora de que viene la marrana mal capada se apresura a pedirle explicaciones a su Representado de tales torceduras en la gestión de su obra… Llama mucho la atención ese escurrir el bulto e intentar cargar el entuerto al mismo Dios en última instancia, no me digan que no…
Cuando, si Dios es responsable de algo es de haber creado al ser humano, que, por cierto, esa misma Iglesia se apresura y compromete en tararear que nos hizo a Su imagen y semejanza… La metedura de pata es de categoría, porque si somos su reflejo, el pobre está apañado (según siempre, claro, los parámetros que esa misma Iglesia dogmatiza). Naturalmente, no es así la cosa. Existe un algo que se oculta y otro algo que se disimula. Lo que se oculta es que la Escritura dice: “hagámoslo a nuestra imagen y a nuestra semejanza”, en plural, pues fueron los Elohim – dioses – los que nos donaron su parentela genética, y aquí cada cual que piense por sí mismo, sin prestaciones ajenas.
Y lo que disimula es que se nos concedió un Libre Albedrío, un regalo divino, que nos faculta a responsabilizarnos de nuestros actos y aprender de nuestros errores. Así que toda la faena que hagamos en el ruedo será nuestro propio premio o nuestro castigo, buscado y encasquetado por nosotros mismos… Tan es así, que, si ese Dios no interviene en nuestras continuas salvajadas y meteduras de pata y sus desastrosos frutos, es, precisamente, porque Él nos respeta más a nosotros, y a su compromiso, que nosotros a Él. Así de fácil y sencillo de entender, si queremos entenderlo, que esa es otra…
Hubo un trato: tenéis plena libertad de acción, pero, claro, faltaría más, chavales, bajo el mecanismo universal de la ley de Causa y Efecto. Cosecharéis lo que sembréis, y lo recogeréis con el sudor de vuestra frente, si así lo queréis. Y pariréis con dolor y con sangre el fruto de vuestras obras, si también lo queréis así… ¿tan difícil es comprenderlo?.
Y todo lo demás es empeñarnos en engañarnos a nosotros mismos, poniéndonos nuestras propias zancadillas y trampas… Las religiones son como los taca-taca, muletas, andadores que se aplican al ser humano para empinarse, pero que, una vez en pie, si no anda por sí mismo, entonces igual le sirven para devolverlo a la invalidez con la que nació, y a la perpetua necesidad del artilugio que lo esclaviza… Nadie debe ser dependiente de sus andadores, si no de su voluntad, o jamás será libre de alma, y menos en espíritu.
En consecuencia, si todos los problemas que hemos creado, y seguimos creando, con nuestra vanidad, orgullo, ambición e ignorancia, nos los tiene que resolver Dios y no nosotros, ¿qué c… vamos a aprender de nada?, ¿para qué todo este invento y este trajín?, ¿de qué sirve Dios entonces?.. A lo único que nos han enseñado esas religiones es a engañarnos a nosotros mismos y ellas seguir viviendo del cuento. Pero habrá que enfrentarse a tales consecuencias, así que abróchense los cinturones que vienen curvas.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com