…Te echaré de menos. Estas humildes aportaciones se van a ver empobrecidas sin su regular presencia, y eso tengo que reconocérselo a su figura mediática… Figura y genio, que tanto monta monta tanto, hasta el final, donde, en su anuncio de despedida de la política, tras su fiasco madrileño, aparte de cortarse la coleta en lo real y en lo figurado, se revistió de otra figura más en su currículum: de chivo expiatorio… Él es la víctima que se inmola sobre el altar en remisión de los pecados de los demás, no de los suyos, claro, pues él ha sido el mesías no reconocido por su pueblo. Llegado el día de la expiación, el sacerdote ponía la mano sobre el cordero propiciatorio, al que cargaba con los pecados ajenos… Todo una figura bíblica, como a él le gusta.
Él maldijo a la casta, pero se hizo casta y habitó entre nosotros… Y participó de la casta para transformarla por dentro, pero la casta lo hizo suyo y muy suyo. Pronto se carga a los apóstoles fundadores que le hacían sombra: Errejón, Espinar, Bescansa… y a cuántos le estorbaron su liderazgo. Solo su guardia de corps, aduladores serviles y un partido arropando a su sol central. Chaletazo piscinado, coche, chófer, escoltas y seguridad pública antiscrache (siendo él el inventor del escrache); se fuerza a sí mismo como vicepresidente de gobierno y hace ministra a su mujer y a sus acólitos más allegados…
La imagen prefabricada de valedor de los marginados del mundo se deteriora tan rápidamente como fulgurante fue su ascensión al poder y a la conquista de “sus” cielos… Un líder con un ego desatado y desatable, bañado en adrenalina y enfrentándose a su propio socio, al que le torció mano y voluntad para aceptarle en gobierno de coalición. Se permite hacer oposición hasta al propio gobierno del que forma parte, inventar una república falsa e insultar a los auténticos republicanos y a la genuina historia… y va perdiendo el sentido de la realidad. Ya no sabía en qué película estaba, si en el Gatopardo, o en Novecento… Por cierto, que allí, en Italia, llega a compararse a sí mismo con el propio Berlinguer, el padre del eurocomunismo y del histórico compromiso con la Democracia Cristiana… Pablo Iglesias, un regalador de libros con segundas, pero que, sin embargo, no ha leído – o sí, y se lo calla – a Carmen Parga, ni a Enric Juliana, ni a Manuel Tagüeña, como conocimiento práctico del comunismo que él malconoce de teoría…
Al final, con los papeles perdidos y ya no hallados en templo alguno, tan prendado de sí mismo, pero ciego de lo tóxico que ha sido para la política española, a la que incluso ha denunciado en Europa de poco democrática, decide afrontar el último acto heroico: el “no pasarán”, el salvar Madrid de las hordas fascistas, el autonominarse Pablomagno para enfrentarse a toda una sosías de signo contrario: la dragón Isabel Díaz Ayuso… Poco antes que de que las urnas cantaran su gesta, predijo clarividentemente que su calcañar aplastaría la cabeza de la serpiente, y que el fascismo, derrotado, tomaría la Puerta del Sol en señal de rabia, como los trumperos tomaron el Capitolio americano…
Su vaticinio resultó un blooff. Como augür, desde luego, no se va a ganar la vida. Definitivamente ha tenido una carrera corta, pero intensa, a lo James Dean, un rebelde sin causa que se estrelló en la última curva de la última escena de su vida (política). Llena de tensión, pulsos e impulsos, y salidas de tono, que es la droga de los grandes egos… Si se le diera a escribir su propio epitafio, seguro que se haría una elegía a sí mismo como mártir caído en el frente de Madrid, o algo parecido. No obstante, ha intentado ser fiel a sí mismo en su… ¿retirada?.. Veremos si no se hace Guadiana. O, dentro de su línea, resucita al tercer día…
Agradecemos a Monasterio que, en su último acto, no le haya ladrado desde sus tripas un “lárgate y cierra la puerta al salir”. Aparte la buena educación, que no se debe perder nunca, es el daño cerebral que nos evita. Lo cortés no quita lo valiente, aunque tal dama y los suyos ignoren lo que es la cortesía. No es bueno para ellos que se marche, pues se quedan sin su justificación… Dejémosle abandonar la escena con la justa dignidad que él mismo pueda otorgarse, y el mejor servicio que puede rendir al país es volverse a su cómoda cátedra y siga en su intento de engañar a quien pueda hacerlo. Siempre habrá quién no lo conozca y le preste oídos, aunque no tantos como los que ha dilapidado…
Quedan en escena los pupilos que su mentoría ha bien-colocado: su mujer, su franquicia Garzón, y la que bien pudiera ser su alumna más distinguida y posible sucesora: Yolanda Díaz… Ojalá siga sus pasos sin sus errores de bulto y de culto… Ha querido ser el tótem de la tribu, pero le ha faltado madera y le han sobrado maneras (malas).
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