Es muy curioso. De los cuatro evangelistas consIderados por la Iglesia, apenas dos, Mateo y Lucas, hablan del nacimiento de Jesús, y poco. Incluso lo situan en Nazaret, no en BelÉn. Ni la alusión a los tres, que ni eran reyes ni magos…
Llama la atención que todas las peripecias que conforman la tradición, residen más en los Evangelios Apócrifos, que son precisamente los no recomendados por esa misma Iglesia.
Aquí se confunde la ortodoxia del dogma con la leyenda, y la fuerza de la costumbre con añadidos de otras culturas ajenas y otros dioses ajenos… Y bajo el manto y el mando de la fé, funciona de puñetera madre.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com