CARDYFF Y MOCEJÓN

En el primero, se asesinó a tres niñas. Una vez capturado el criminal, el racismo le cambió el nombre e identidad y hasta el color de la piel para justificar una guerra xenófoba. Sus embustes se escucharon más que la verdad policial.

En el segundo, un joven vecino blanco loco mató a un niño, siendo igualmente capturado por la policía. Y se desató una cortina de criminalidad falsa sobre menas e inmigrantes.

En ambos casos apoyado y jaleado por lo más granado de una sociedad que se las dá a sí misma de respetable… Definitivamente, la mentira es la gasolina del odio.

Miguel Galindo Sánchez / www.galindofi.com / miguel@galindofi.com

Escriburgo

Durante 30 años fue vicepresidente de C.O.E.C.; durante 20 años Juez de paz; durante 15, Director de Caritas... Es autor de cinco libros. - Ha fundado varias ONG's, y actualmente es diplomado en RSC para empresas; patrón de la Fundación Entorno Slow, y Mediador Profesional.

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