(de Clarín.com)
En un cruce adimensional del tiempo… o quizá era un cruce atemporal de dimensiones, en el nivel siete del séptimo cielo, un ángel del grupo de las Fuerzas Especiales de la Creación, se encontró con otro camarada al que no veía desde hacía eones… Habían coincidido en los cursos de promoción a querubines, y la Dirección General Angélica los había destinado a diferentes departamentos en activo. Sabía uno del otro que se había ofrecido voluntario para una misión arriesgada, de las que llamaban “en descubierta”, esto es: si venían mal dadas, debían actuar solos y por su cuenta. Nadie les protegería, nadie les reconocería… al menos hasta el final.
Mostraba las huellas inequívocas del sufrimiento. Demacrado, alas chamuscadas, áura semioscurecida… muy mal aspecto ciertamente. – Me alegro verte, ¿dónde has estado?, ¿cómo te encuentras?, se interesó vivamente por su antiguo camarada… ¿qué te ha ocurrido para vérsete tan lamentable?.. preguntó sinceramente preocupado, aclarándole antes que por esos cielos de Dios se susurraba entre aleteos de todo ese grupo, de que eran unos traidores a la teocracia…
– De la Presidencia del séptimo Círculo de la Creación se pidieron voluntarios especialistas en inserción lobular de conocimientos, ya sabes… Se nos advirtió que, según la primera información del desarrollo de la misión podríamos recibir cierto “maltrato” por parte de las criaturas experimentales a las que íbamos a sacar del atolladero, y que incluso se podría dudar de nuestra lealtad, pero que, hasta la finalización absoluta de la misión experimental no se nos permitiría hablar, ni revelar el sentido de nuestra labor.
– Los Elohim, ya los conoces, los del cuerpo científico central, estaban trabajando en una protoexistencia biológica un ensayo de conversión en seres pensantes, inteligentes, con autoconciencia y consciencia, ya sabes, un poco a nuestra semejanza, si no imagen. Si bien que basado en un cuerpo de mayor densidad material, dada la base de dotación animal de ese planeta… Así que, mientras ellos se empleaban en la transformación genética de un ser andrógino que se arrastraba por el suelo de ese planeta, nosotros lo haríamos en su mente primaria y vacía, a fin de implantarle un código básico de conocimientos con un sentido inicial de racionalidad… Nuestra misión era acompañarlos hasta la culminación del proceso, su iniciación y maduración. O sea, los “docs” regresaron y nosotros nos quedamos…
¿Y qué pasó?.. ¿hubo algún problema?, ¿acaso de complicó la operación?, inquirió el compañero angélico.
– No sabemos si hubo algún error en el protocolo de implantación, pero aquel ser, que, por cierto se multiplicó rápidamente, presentó una inicial resistencia hasta que le hicimos entender que si se abría al conocimiento, sería como nosotros… ese era el objetivo final al fin y al cabo, aparte de que ellos nos tenían por dioses. La última fase era la asunción de su voluntad para que admitiera su libre albedrío, a través del cual añadirle su propia responsabilidad en el autoaprendizaje…
¿Y qué ocurrió?, se interesó su compadre de pluma.
– Que invirtieron los términos. Una vez “liberados”, lo tomaron como una expulsión, confundiendo nuestra tutela en amenaza, y reconvirtiéndonos de amigos en enemigos… Pasamos a ser demonios, y se inventaron sus propios dioses sin atender al Común. Sus líderes elaboraron religiones montadas al revés… Fíjate que a mí, por ejemplo, me despojaron de mi carácter angelorum y me convirtieron en una serpiente insidiosa y parlante, figúrate…
Entonces tú, ahora estarás con algún permiso especial para reponerte dentro del sistema espaciotiempo, pero deduzco que el Plan aún no ha acabado, ¿verdad?..
– Así es, yo regreso en nada allí… unas consultas en el Cuartel General y vuelta con instrucciones precisas… Parece que en Jefatura ya contaban con esta posibilidad, y que todo estaba previsto, pero nosotros seguimos jodidos en el papel de malos de la película. Como hay que respetar su voluntad por el sistema del Libre Albedrío, nuestras intervenciones nos son tachadas por ellos de diabólicas; nos pintan con cuernos y rabos, y nos han hecho gerentes de una casa de torturas a la que llaman Infierno; somos los responsables de todos sus males, y así ellos creen eximirse de su propia responsabilidad experiencial. Nos vapulean al revés y al derecho.
¿Y no hay solución a la vista?.. ¿Qué dice el Supremo..?
– Que tengamos paciencia, que el dispositivo de Causa y Efecto que rige en sus actos acabará por hacerles entender sus errores y aprender de ellos, pues, al fin y al cabo, es el fin y el propósito. Nosotros estamos con las manos atadas, pues a este nivel se nos prohíbe actuar de manera directa, ya que tienen que aprender por ellos mismos… Así que allá estamos viendo lo que están haciendo (mejor deshaciendo), que mira lo que te digo… Se nos llevan los demonios.
Pues nada chico, ¿qué quieres que te diga?. Paciencia, que ya sabes que el tiempo no existe…
– No para ti, sí para los que estamos en las trincheras. Santa paciencia, dada nuestra naturaleza. Llevan un desfase entre ciencia y moral tan acusado que van a tener que regresar al taller de almas a millones, con las catástrofes que están a punto de provocar, y luego vuelta a empezar… A lo mejor, llegado el caso, en el intermezzo nos dan un descanso antes de volver al tajo…
Ojalá, chico… Nos llamamos y quedamos para tomar unas ambrosías, ¿vale?..
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ / miguel@galindofi.com / www.escriburgo.com