
No se puede decir que la actual oposición (la fachosfera la llama la columnista I. Martín), no está sacándole punta a todos los lápices a su alcance en su cruzada contra el sanchismo, aunque con esa ceguera se cargue de paso al país y a su credibilidad como partido (en Europa ha hecho el ridículo, aunque lo venden como un triunfo), pero lo de utilizar la cara seria del Rey en la toma de posesión, para, en un ejercicio de adivina-adivinanza, lanzar a sus corifeos plumíferos a enmierdar más el patio con sus gratuítas y alucinadas elucubraciones, ya es rizar el rizo del patetismo… Había que convencer a sus “ya convencidos” de que el monarca estaba serio por la jura de Sánchez con sus indepes, ya que prefería que hubiera sido Feijóo con su cohorte de falangistas neofranquistas.
Así, en El Mundo se destilaron perlas del tenor de: “Su Majestad dejó de sonreir en conciencia, como medida de respuesta de la Institución a un proceso legal y legítimo, pero preocupante”… Bueno, al menos el plumillas reconoce lo que no reconoce su pájaro espino, que lo sigue tratando de fraude e ilegal, que mienten y lo saben, pues, entonces, si así fuera, ¿porqué no lo denuncian?.. A ver si se ponen de acuerdo en los embustes, aunque solo sea por pura coherencia.
En El Debate, por ejemplo, se destiló que “El Rey se ha pronunciado así sobre la investidura de un presidente traidor. Lo hizo con una inequívoca expresión de desagrado y gravedad”… El autor de esta lindeza, desde luego que se le nota demasiado de dónde le aprieta el zapato. Por cierto, ¿no sería eso mismo?, ¿Qué a don Felipe lo estaban jodiendo los zapatos que llevaba puestos?, ¿Qué eran nuevos y no los metió en horma?..
En La Vanguardia, un juntaletras desliza sobre la postura y estrategia real, muy fino él, que “otra cosa sería que jugara irresponsablemente a la política”, una insidia, que, por cierto, hicieron correr los ultraderechas en esos mismos “idus” de noviembre… Naturalmente que sí, hombre, eso era que el Rey tenía mala conciencia, y por eso estaba cariacontecido.
En el Nacional.cat, digital catalán, claro, se suelta igual de claro: “siendo como es la Casa Real una institución en la que nada se deja al azar, y toda comparecencia pública está mensurada al milímetro, se puede interpretar como una expresión de disconformidad con la investidura del líder socialista”… Esta gente, en su supina inteligencia, echándose piedras en su tejado y haciéndole el caldo gordo a “sus amigos del 155”. Y así, sumándose también noticiarios y correveydiles televisivos, todos se “arrejuntaron” a esparcir la misma sandez.
Lo que estas actuaciones dejan muy claro, es que tales formaciones políticas que las fomentan lo que desean es una monarquía de parte y no de todos. Un rey “suyo” para ellos solos, aunque nominativamente sea de todos los españoles. Y que actúe para ellos y a su favor, aún saltándose leyes fundamentales… y si eso es así, y así lo parece, díganme ustedes qué convicción democrática tienen. Desde luego, no demuestran ninguna… A mí me recuerda mogollón a aquel Caudillo Franco que quiso dejarlo todo “atado y bien atado” instaurando una monarquía servidora de su Movimiento Nacional…
Por otro lado, me gustaría entender que si ha habido PP´s de derechas, demócratas, constitucionalistas y respetuosos con el juego democrático, puede ser posible que vuelva a haberlos algún día, cuando se sacuda el dominio al que le ha sometido un ultraextremismo atroz que emplea todos los embustes, bulos y malas artes posibles para imponer su nefasta voluntad de golpe de estado larvado, como el populismo que es… Y comprendo, no crean que no, que luchan contra un líder astuto, trilero, anguila y escapista, incumplidor patológico de palabras dadas, y poco de fiar; y que eso precisaría de otro líder fuerte, íntegro, serio, creíble y formal, pero no, en modo alguno, uno débil, inconsecuente, dudoso y medroso, que se deja comer por sus diazayusos y guiar por sus socios de corte nazi; y que cuando intenta practicar una política de centroizquierda solo le sale una política de bandazos que desconcierta hasta a sus propios moderados, si es que aún queda alguno por algún rincón de su topera.
Como también me doy cuenta del difícil panorama que presenta una ciudadanía cataléptica, que mantiene con su voto a partidos ultraortodoxos en nómina política, y que se deja llevar a burrear las calles siguiendo a una panda de agitadores salvapatrias de la peor hez populista… Ahora, en estos momentos, aparentemente le viene bien a sus intereses – furiosamente cegatos, por cierto – de quitar a Sánchez de en medio, a pesar de la ruindad de medios empleados. Pero eso puede (y va a ocurrir) pasarle factura a medio plazo, y que se forje un espacio sensato y moderado que lo absorva otro partido más civilizado y educado que lo desplace a su propio extremo, donde le espera Vox para devorarlo. Eso, si antes no se lo merienda su mantis religiosa que lo tiene al acecho.
Lo que este sistema partitocrático (y cada vez menos democrático) no parece querer entender es la auténtica realidad social de este país: estamos viendo y sufriendo a cientos de miles de manejados que actúan como desaforados furiosos y ruidosos; de algunos millones de tontos útiles enganchados a un populismo patriotero que se está aprovechando de su innata ignorancia; y de unos cuantos más que no saben/no contestan… Pero que existe una ingente y cada vez más mayoría silenciosa, entre moderados y desencantados (aquí se incluyen los que ya ni se molestan en ir a la urna) que son los que realmente tienen en su mano todo el tinglado de gobierno, y que son a los que realmente hay que ganarse, porque suponen la única garantía de estabilidad.
Eso, en vez de andar gilipolleando para los descerebrados en sacarle cuatro patas al rey… Igual al muchacho le dolían las muelas; o se había levantado cuatro veces a mear – aunque aún es jóven para eso – ; o se estaba aguantando un imponderable y súbito flato, que sabemos lo que duele tal ventolera; o había discutido con la reina porque se le ha empeñado en poner tacones de aguja al uniforme de la princesa; o a saber qué… Un monarca, por muy Corona que sea, salvo de presupuesto doméstico, tiene todos los problemas que cualquier hijo de vecino, y algunos más añadidos, como para ser diseccionado por media docena de desocupados a ver por qué no se ríe…
Pero el montaje artificial y artificioso, que unos rabiosos que no saben perder, le han escrito de sainete, no me parece serio, ni justo, ni tampoco digno… Es que, aparte de eso, como ítem más, a esa inmensa mayoría de españoles a los que me refería antes, nos están tomando por tarados mentales, y eso ofente, y es un insulto, por si no lo saben. A lo mejor no lo gritamos, como sus escandaleros, pero lo pensamos… ya lo creo que lo pensamos.