Leo una entrevista que le hacen a Gideón Saar, ministro del gobierno de concentración nacional de Israel, donde se trasluce la voluntad de dominar toda la Franja de Gaza militarmente, ya no solo con el robo de tierras tapado, paulatino e inexorable de sus colonos, en lo de los asentamientos, sino ya por las claras, abiertamente, por la violencia impuesta con el empleo de la fuerza y las armas… Yo cada vez dudo más que el alevoso ataque de Hamás a Israel no fuera sabido-consentido-provocado para así poder justificar la invasión indiscriminada de todo el territorio. Sorprende que Israel posea el mejor sistema de información y los mejores dispositivos de vigilancia, alerta y defensa del mundo, y se dejaran sorprender tan burdamente por una pandilla de terroristas. Pero no deja de ser más que una apreciación personal, claro.
Este buen señor dice entre sus perlas que “su ideología (la de Hamás) es destruir Israel y a los judíos. Por lo tanto, son nazis”… Impecable, pero no inapelable. Usando también el mismo hilo argumental podríamos decir que su objetivo (el de Israel) es destruir a Hamás, dominar a los palestinos y hacer suya Gaza, y han actuado exáctamente igual que Hitler hizo con respecto a Polonia con el indidente de los Sudetes. Por lo tanto, también son nazis… Es el mismo burdo razonamiento que utiliza Putin como excusa para justificar su invasión de Ucrania: que proclama que quiere acabar con el nazismo. Pero usando las peores tácticas nazis…
Lo que subyace en ambos casos es algo tan absolutamente grosero que hasta duele comprobarlo. Y es que son dos países atacados por la locura nazi de la segunda guerra mundial, y se han apropiado unilateralmente del marchamo exclusivo de víctimas, con derecho a fabricar la etiqueta nazi, aplicarla y defenderse de ella cuando les convenga por sus particulares intereses, aún con los mismos e idénticos métodos del peor nazismo… Es algo así como: yo he sufrido en mis carnes a los nazis, ergo tengo todo el derecho a ser más nazi que nadie.
Es un razonamiento primohermano de los ultraderechistas que vimos recientemente atacando desaforados las sedes del Psoe, a la policía y hasta al propio ordenamiento constitucional del Estado, con la excusa de convertir la “contramnistía” en una cruzada sagrada (en Madrid se cantó el Cara al Sol, y en Murcia se oyeron gritos de “¡Alzamiento Nacional..!”)… Su comportamiento es el mismo: la imposición por la violencia de algo que creen como sus inealineables derechos, a los que someten al resto de los españoles diciendo que actúan en defensa de estos TODOS españoles… Cuando veo a esos fanáticos rebozados en la bandera de España como locos iluminados por una idea, me pregunto si ellos se preguntan, y perdonen, que esa España de esa bandera no es suya en exclusividad; que también es de todos los millones de españoles que han votado otra opción distinta a la suya; que se están arrogando la posesión de algo que no es enteramente de ellos, y que no tienen ningún derecho a hacerlo.
Esa falta de respeto; ese “esto es mío porque me dá la gana”; ese absolutismo prepotente, es lo que a mí me produce recelo y miedo. Son “salvadores de la patria” que lo que realmente quieren es someter a esa misma patria a sus propios dictados… El ver a partidos políticos extremos usando y alentando esas situaciones pone de manifiesto el peligro y el riesgo del sistema democrático que los padece.
Los del primer ejemplo, los israelíes, deben saber, y creo que lo saben perfectamente, que aunque dicen que su objetivo es acabar con el trerrorismo de Hamás, no solo no lo van a conseguir, sino que lo van a aumentar. Están sembrando Gaza de muertes indiscriminadas, de horror y venganza ciega; están masacrando a los palestinos sin piedad alguna, llenándolos de chiquillos huérfanos de padres y hermanos que se convertirán en los peores terroristas de mañana. La venganza genera más venganza, y el odio solo produce más odio; y los dirigentes judíos solo emplean, con saña, el “ojo por ojo y diente por diente” que enseña su Talmud.
En cuanto a nuestros extremistas de derechas, que desean derrotar a un sanchismo y derrocar per sécula a una izquierda equívoca desesperadamente, bien por las urnas o bien por cualquier medio, por muy antidemocráticos que éstos sean, pues la verdad, no sé, no sé… Tras las violentas algaradas que están promoviendo en todas partes y los “programados” asaltos a las sedes, las encuestas públicas arrojan un resultado en intención de voto muy parecido, casi exáctamente igual, a lo que hay hoy, con apenas variación alguna… lo que parece mostrar que nadie justifica lo injustificable, al menos, según tales datos.
Mi opinión es que ambas formaciones políticas andan en malas compañías. Las dos son rehenes de sus extremos. Y esos dos extremos tienen la impronta nazi, sean de la confesión e ideología que sean. Y eso las lastra y las condiciona ante ese gran centro moderado de voto… Feijóo es prisionero de su hiperortodoxa Díaz Ayuso y del nacionalsocialismo de Vox; y Sánchez es preso de la política göebbeliana del separatismo catalán y de su extremoizquierdismo. Las actuaciones de esos polos son de métodos nazis puros, y eso atemoriza y condiciona a la mayoría silenciosa de este país. Por eso, en las encuestas, no despega el uno del otro, porque cuesta deshacer el nudo gordiano que nosotros mismo hemos establecido. El incapaz y medroso de Alberto y el mentiroso compulsivo de Pedro se atan a sus propias cadenas.
Para mí, por lo menos, ninguno es digno de confianza, y ya se que me arriesgo a llevarme lascas por ambos lados, desde donde cada cual me tachará de lo contrario. Me dá igual… Hasta lo del Referéndum, fíjense, me la trae floja si se hace según los dictámenes internacionales (modelo Quebeq – Canadá -): no es válido ningún referéndum regional que no está sometido al nacional que también afecta… Y esta personal opinión no es ni de izquierdas ni de derechas, es de sentido común. La demonización que suele hacerse de las cosas ocultando información (lo que se oculta sobre la amnistía es flagrante) también es un método muy nazi, y muy nazi, por cierto. La haga quién la haga y desde dónde se haga. Y aquí la hacen ambos dos.
Los palestinos son los secuestrados por Hamás que los utilizan como escudos humanos; y por Israel que los usan como carnaza. Son las auténtica y verdaderas víctimas… Y la ciudadanía española es a la que intentan secuestrar los partidos beligerantes y embusteros para, a través de sus propias legiones de tontos útiles, convertirla en campo de batalla y soldadesca de sus propios e interesados patrioterismos… Aquí todo el mundo se arroga el derecho de hablar en nombre de España, pero ninguno le ha preguntado a esa inmensa mayoría que formamos la verdadera España.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com