Lo ha dicho Antonio Guterres, Secretario General de la Onu, en el Foro Mundial sobre el Cambio Climático: “estamos abocados al suicidio colectivo, y seguimos pisando a fondo el acelerador del desastre”, como no comprendiendo lo que estamos haciendo… o deshaciendo, ya sin disimulo alguno, ni sordina política, en sus palabras. Nadie lo sabe, señor mío, ni nadie quiere, ni queremos, saberlo. Ese mismo Foro es ya otro falso teatro al que nadie cree, ni siquiera los que lo montan, porque solo sirve para que los países se escondan de sí mismos y las empresas más contaminantes se vistan de verde y sigan haciendo sus grandes negocios… a cuenta, claro, del papanatismo crédulo e ignorante de la gente convertida en gentío…
El convocarlo en Egipto, un país que no respeta los derechos humanos, ni los derechos ecológicos, ni ningún tipo de derecho, ya demuestra lo que se esconde tras las mambalinas de semejantes circos… Es como el Mundial de Fútbol de Quatar. Exáctamente igual. El falso espíritu deportivo vendido a los petrodólares que inundan los bolsillos de los que lo apoyan, y engrasando los organismos que los hacen posible, y untan a países que colaboran a ello, mientras sueltan sus discursitos justificando lo que no debe justificarse. Lo mismo los/las deportistas de famoseo tribal que callan y tragan, por ejemplo y entre otros, la falta de derechos humanos básicos o el trato que allí se les dá a las mujeres… ¿No sería lógico que todas las atletas, secundadas por toda organización feminista del mundo, se negaran a participar?. En otros casos montan unos cirios espantosos, pero aquí, en esto, miran para otro lado…
Y todo esto es así, porque, simplemente, estamos construyendo una tremenda farsa entre todos, y lo sabemos… No lo admitimos, pero lo sabemos. Políticos, ciudadanos, empresarios y corsarios. Todos. El otro día soltaba la ínclita Díaz Ayuso madrileña que lo del cambio climático no era para tanto, que nos estamos pasado, que eso siempre ha existido (por motivos naturales, no provocados, pero esto no lo dice), y que solo es cosa de comunistas. Es el paradigma del nuevo negacionismo que se va abriendo camino entre los especuladores y los idiotas: como ya no pueden negar lo que negaban hace décadas, ahora se impone negar la gravedad de las consecuencias, y, sobre todo, evadir la responsabilidad en ello… La suya, porque hasta de la moda verde maman; y la del personal consumidor, porque de sus votos medran. Y lo que conviene a todos los que viven de este estercolero es que la cosa siga mientras ellos siguen actuando, ya me entienden…
Porque nosotros estamos a punto de abrirnos a otro Black Friday, nada más cerrar lo del choteo de la Cumbre del Clima, para seguir gastando y desperdiciando como perfectos imbéciles unos recursos de los que, por otro lado, nos quejamos cínicamente de que cada vez escasean y se encarecen más… Y ya estamos inaugurando, con cada vez más adelante y entusiasmo, las disparatadas fiestas de Navidad, con profusión de desperdicio en comida y luces en las calles, y esa carestía en la energía y en la cesta de la compra de las que tanto nos lamentamos farisáicamente, como música de fondo a modo de villancico.
Me decía un próximo prójimo el otro día, que en las tiendas aconsejan adelantar las compras a las fechas de cada año para evitar así el alza de precios. Yo me quedo como al que lo hostian… Vamos a ver, maestro: si la avalancha de compras cambia de mes, ¿van los productos a ser más baratos?.. ¿la cosa no está en la demanda, y no en el almanaque?.. Aparte de que esto vá a ser encarecer antes sobre lo ya encarecido. A veces nos toman por cretinos, y a lo peor de todo es que lo somos.
Otro prójimo menos próximo se me lamentaba, precisamente, del encarecimiento del costo de la vida; que apenas llegaba a fín de mes en el gasto doméstico; que este año le sobrevenía lo de Pascua, con su Papá Noël, sus Reyes y su canesú; con su Lotería de Navidad (adobada este año en anuncios de falsa solidaridad) y sus compromisos… Y en media docena de comidas y cenas navideñas, de empresa, de asociaciones, de exalumnos y exabruptos, de compañeros de y de fanfarrias varias, a tanto por bigote… El gremio de Hostelería ya ha anunciado, esplendoroso por lo hermoso, tras la llorera por lo de la factura de la luz y el precio de las viandas, claro, que el 87% de sus plazas ya están reservadas para tan entrañables – y estreñidas – fechas navideñas.
Así que, ojiplático perdido, un servidor de ustedes y del Portal de Belén, sigo sin que me encajen los números; ni pueda explicarme lo que pueda estar pasando, o no pasando; o me pregunte cada día a mí mismo si esto tiene algún tipo de lógica o de sentido común alguno; o si es que el gilipollas de la película soy yo, y aún no me he enterado… Y me dá miedo contestarme a mí mismo, porque veo que los que me rodean me mandan el mensaje de que si no me integro en el disparate viviré amargado y encima la culpa será enteramente mía… Y, claro, me miro en el espejo cada mañana, al afeitarme, y me veo cara de eso mismo: de culpable culposo, como el pulpo y como el oso. Como aquel perro que le ladraba a la luna… Pues será (seré) eso.
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com