Quizá que por mi antigua dedicación de servicio empresarial; puede que por mis más de treinta años entregado a defender intereses propios y ajenos (más de lo segundo que de lo primero); a lo mejor porque aún conservo cara de tonto… que todavía me comentan en pequeños negocios, empresarios vecinos, tiendas y comercios, lo que está ocurriendo en el municipio con el nueviejo Sistema de Licitaciones, con el que el Ayuntamiento gasta en empresas de fuera lo que sus empresarios de dentro le pagan en impuestos. Y se muestran patidifusos, desagradablemente sorprendidos, enfadados, y casi que no terminan de creérselo, y van y me lo espetan a mí, poniéndome ojos como platos, de cordero degollado, como si yo aún fuera responsable, o representante, de algo, álguienes o algunos…
El cinismo regodeante que utilizan los de las administraciones locales, es que, encima, se atreven a montar, por navidad o por peteneras, campañas pidiéndole a una ciudadanía que también ha abandonado a sus comercios, que compre en ellos, en su pueblo, porque si no lo hace, está debilitando a ese mismo pueblo. Es de una sinvergonzonería casi que soez. Son capaces de pedir a los ciudadanos lo que ellos no tienen las narices ni la voluntad de cumplir. Lo que sí cumplen es con aquel viejo axioma de “haced lo que yo diga, pero no lo que yo haga”… Y esto está ocurriendo en muchos pueblos, ciudades y administraciones.
Dicen y cuentan sus políticos y administradores – y debe ser verdad – que es de arriba de dónde les viene la orden, el mandato, la obligación de imponer tal malhadado sistema de Licitaciones en sus compras y consumos. Y se lavan las manos, como inútiles Pilatos. Por nefasto que sea, injusto, negativo, cínico, despótico, arbitrario, inícuo, funesto, desgraciado, fatal, infortunado, perjudicial, maligno, destructivo, cabrón, y unas cuantas cosas peores… Tan solo es legal, o eso dicen, que no moral, encogiéndose de hombros y justificando así su pésimo proceder. “Nosotros semos unos mandaos”, sueltan esos malos políticos que presumen de defender el interés de sus pueblos de los que bien medran… Naturalmente que sí, y también unos mantenidos por los que deberían ser sus beneficiados, pero son sus perjudicados, ya que su nómina sale de sus impuestos. Pero ninguno, ni ninguna, tienen la dignidad de poner su dimisión en manos de quién, o quiénes, les obligan a adoptar un sistema tan infame y cobarde para con sus administrados. Saben que es una práctica nefanda para la economía de sus comunidades, claro, pero practican el “llégueme el sobre, aunque venga del pobre”…
Ya digo, una o dos veces por semana, bajo de mi retiro al pueblo por el que un día me dejé lo que ahora me falta, como ferpecto gilipuá que soy, y aún me recitan el de los periódicos, el floristero, el papelero y el librero, el panadero y el mercero, sus lamentos, sus quejíos, sus estosacaboses y sus nohayderechos… Y aún consiguen transmitirme su rabia y su pena por tal injusticia. “Yo ya solo os puedo dar pálidos consejos” les voy contestando uno a uno, por órden y sin concierto, conforme me van calentando la caballuna oreja.
¿No tenéis a la Coec?, les digo, pues unidse y exigidle que luche por vuestros intereses, y que los defienda de tan traicionero ataque. Tenéis un derecho moral ante este desastroso y desastrado sistema de Licitaciones. Que vuestras organizaciones empresariales se ganen la cuota que les pagáis, y dejen de contemporizar… ¿Para qué estar afiliado a lo que no os defiende?.. Todo el dinero que se mueve entre asociaciones y administraciones sale de vuestros bolsillos, de las cajas de vuestras tiendas, de vuestros negocios, empresas e industrias… Si esta puñalada hubiera acaecido en mis tiempos de tonto útil, hubiera llevado la guerra hasta los últimos confines: Coec, Croem, Ceoe y quizá también Cee, y a las instancias a las que hubiera podido llegar… o hubiera puesto mis cargos idiotas encima de la mesa de algún idiota.
Existe acuerdo cuando existe voluntad entre las partes, y voluntad entre los partidos que se reparten los plenos de cualquier cotarro municipal. Lo demás son cuentos chinos que nos venden. En los casos en los que pésimos, injustos y criminales sistemas atacan la línea de flotación de sus propios barcos, no han de doler prendas en incumplirlos, como el que soslaya una injusticia. Hasta la propia insumisión fiscal en bloque es explicable, al estilo de hace unos años en Islandia por un algo parecido. Con la conciencia bien tranquilica… Se trata de negarse a pagar la fundición de los cañones que nos apuntan. O no financiar impuestos que los municipios no revierten en sus propios municipios, salvo en sus sueldos, claro… y que se rinden a un sistema de engordar bolsillos ajenos y alejados empobreciendo a los propios. Así, en bloque, en conjunto, solidariamente, como en el “Fuente Ovejuna, todos a una, señor…”, que aquí no se paga un puñetero Ibi, señores, mientras esto no se corrija, y ustedes verán…
No se me ocurre otra cosa, amigos míos, sinceramente… Vivimos tiempos absurdos, traicioneros y retorcidos, donde los principales valores humanos, políticos, sociales, económicos, e incluso morales, no solo se han perdido, si no que hasta se justifica su pérdida viviendo opíparamente de ello, de su atrocidad… Eso, el esquilmar al ganado del que se come, el robar al de abajo para engordar al de arriba, es un ejemplo entre otros. Un ejemplo principal para todo pueblo que se precie a sí mismo, por supuesto… Así que éste es mi consejo de viejo conejo, amigos y excompañeros: que, a grandes males, grandes remiendos…
Miguel Galindo Sánchez / www.escriburgo.com / miguel@galindofi.com