La verdad es que resulta muy difícil ponerse a escribir el artículo del día sin referirse a la guerra. Porque es una guerra, no una invasión. Lo de “invasión” es una etiqueta que intenta tapar la “guerra” que en realidad es, y que utiliza Putin y aquellos corifeos que desean desvincular tal realidad porque les viene incómoda a sus intereses políticos. Como los de la izquierda a la izquierda de la izquierda, que, como los extremos se tocan, quieren justificar el puñetero fascismo nazi de Vladimir… Por ejemplo.
Es inevitable, para mí al menos, comparar nuestra Guerra Civil con la de Ucrania. Un golpe de estado es un ataque de unos contra otros del mismo país, Caín contra Abel, algo profundamente fratricida. Y lo que tenemos ahora es el ataque de un país vecino a otro, el fuerte contra el débil, la supremacía violenta contra la razón, el absolutismo contra la libertad… En el fondo es igual, solo que entre vecinos en vez de que entre hermanos: la guerra de la dictadura contra la democracia… Al final es el mismo motivo. Lo que pasa es que la respuesta de las potencias democráticas ha sido absolutamente distinta: en el caso español miraron para otro lado; se inhibieron de lo que luego costó la II Mundial; y el acogimiento de huidos fue una penosa farsa, un patético remedo, una condena más que una ayuda…
Hoy, por el contrario, en el caso ucranio, esos países europeos han abierto fronteras y brazos a los exiliados, y le ha dado respuesta al brutal agresor; le ha plantado cara dentro de las posibilidades geopolíticas; le ha hecho frente con ayuda a las víctimas para su defensa y para su despensa. Es la diferencia. Y esto no hubiera sido posible sin una UE actuando al unísono con su fuerza disuasoria Otan a las puertas de Europa… Y eso es así, pese a quiénes pese. Por eso, los que están en contra de esa Unión Europea, son los que están a favor de los salvajes como Putin. Sin más.
Otra cosa es la utilización de esta desgracia dentro de cada corrala, por sus dirigentes, sus partidos, sus castas políticas y todo su piojámen… Aquí, cada cual, o cada cuála, versiona los hechos según le conviene a su propia faltriquera… Por ejemplo, la contestación que, desde aquí, se le ha dado a Borrell por decir que los europeos debían colaborar restringiendo sus calefacciones por la crisis de la dependencia energética de Rusia, está injustificada. Primero, porque se dirigió a los países europeos más afectados por el frío y que dependen del gas soviético. Y segundo, por un principio de solidaridad manifiesta… España, afortunadamente, apenas depende un dos o tres por ciento de ese gas (nuestras fuentes son argelinas y otras), y aquí sufrimos bastante menos frío que en ese centro y norte europeo. Así que el rebote contra las palabras de ese, al fin y al cabo, cargo de la UE, es enteramente demagógico, e intenta esconder, quizá, otros intereses de los que se está abusando, y que se están justificando con la capa de la guerra. Tanto desde el gobierno, como desde la oposición.
“Lo importante es decir la verdad a los ciudadanos: la inflación, los precios de la energía, son única responsabilidad de Putin, y su guerra ilegal en Ucrania”… Son palabras literales de Pedro Sánchez dichas el pasado 9/3 en la Cámara de los Diputados. Pues bien, como lo importante es decir la verdad a los españoles, señor presidente, habrá que decirles también que, cuando empezamos este año, nuestra inflación ya había superado el disparate del 6,5%, y que entonces aún no había estallado la guerra, y era fruto de meses atrás… En realidad, los analistas económicos están avisando que las repercusiones negativas de este conflicto armado comenzaremos a notarlo a partir de ahora, lo que pasa es que se sumará a lo que ya nos venía de antes, y que no es achacable al mismo, si no a otras circunstancias distintas.
Pero, claro… es muy tentador para todo dirigente tener una buena excusa a mano con que justificar sus propias deficiencias de gobierno… Ya saben aquel refrán: “una buena capa todo lo tapa”. También se está cargando a la misma partida el precio de la luz, a la cuenta del gas ruso, pero, ¿acaso no es cierto que la brutal escalada se desató hace más de un año y ha seguido creciendo?.. ¿Y que el aumento desproporcionado en los costos de toda la cadena alimentaria y en el transporte empezó antes del pasado verano?..
Todos estos problemas, que son estructurales, si no endémicos, de nuestro país, por supuesto que los vamos a ver agravados por esta guerra que no tiene pinta de acabar pasado mañana, y que obligará a plantear en el seno de la UE un nuevo sistema económico y un nuevo mapa de fuentes energéticas. Eso es muy cierto. Pero lo que arrastramos de atrás es exclusivamente de nuestra responsabilidad… ¿O acaso que las grandes distribuidoras de alimentación sobrecarguen el precio de la hoy más que indispensable patata en un 600% del agricultor al supermercado es también por culpa de Putin?..
Nuestra economía básica – empresas energéticas, cadenas de alimentación, etc. – están en manos de oligarquías financieras. Iguales en su modo de obrar que las que apoyan al sátrapa ruso, por cierto, y a las que se están imponiendo sanciones para debilitar su economía. Pero que éstas trabajan a este lado del continente; son “de los nuestros”, vamos. Y también imponen el monopolio de mercado: fijan los precios, manipulan la producción, acopian stocks… Luego, la ciudadanía sale en los medios quejándose del costo de llevar algo a sus mesas, mientras los agricultores sacan los tractores a la calle lamentándose de que no cubren sus gastos… Y los culpables reales, los consentidos y consentidores, diciéndose entre ellos: “Gracias, Putin…”
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com