Dos opiniones de un par de miembros de la benemérita, que, distintos y distantes, y por separado en tiempo y lugar, al calor de la confianza, llegan a mi conocimiento… En Torre-Pacheco, a tanto de tanto del año de gracia (o de desgracia), etc., etc., etc.:
“Mira lo que te digo, hay veces que no disponemos de un jodido coche ni para patrullar por el pueblo”. Falta angustiosa de los mínimos medios para proteger a la población a su cargo… Me explico de aquella víctima de un francotirador apostando en la oscuridad de la noche, que se entretenía, alucinado, apedreando coches. Víctima, que, herida, fue a presentar la oportuna denuncia, y ni había personal para tomársela (tres días tardó en ponerla), ni tan poco – a petición suya – coche que mandar al lugar donde se estaba atentando contra la seguridad (quizá la vida) de las personas.
“Yo he venido para marcharme de aquí, pero acuérdate lo que te digo: la gente de este pueblo tendrá que irse a vivir a lugares seguros, como Polaris, u otros sitios”. Terrible vaticinio… Pero también recuerdo las docenas infructuosas de denuncias por inseguridad y ataques, manifiestas y patentes; también en la Policía Municipal, también, y a las que tampoco se da la respuesta adecuada.
La falta de seguridad en este pueblo nuestro, es acusada, y la renuncia, y la renuencia de sus… llamémosle “fuerzas de seguridad”, cada vez es más patente. Yo me pregunto a mí mismo, y porque no lo sé, también hago la pregunta abierta por si alguien puede contestarla, si la responsabilidad de lo que puede llegar a ocurrir como irreparable, recaerá en los propios agentes, o en sus superiores y políticos que solo miran su puesto. Lo cierto y verdad es que todos, desde arriba hasta abajo, cobran sus buenos sueldos por (no) cumplir con su prometido cometido, que es velar porque tales objetivos se cumplan y garantizar los medios para su buen fin, pero lo que se observa es que todos echan mano a la nómina sin hacer lo que deben… Quizá, es posible, que sea porque no pueden, o porque no los dejan, no sé, o porque la mies es mucha y los brazos son pocos, como dice el Evangelio, pero a nadie, a ninguno, se le ocurre la entereza de presentar la dimisión, por puñetera coherencia…
Pero es que, los medios de comunicación, que también deberían cumplir con su obligación moral de advertir al público de estos graves riesgos y sonadas deficiencias, también omiten las voces que intentan denunciarlas… Luego, cuando se destape la desgracia o corra la sangre, entonces acudirán raudos y enviarán a todos sus reporteros de casquería, y venderán las tripas en primera página; pero mientras, están muy ocupados en aplicar la sordina a la sardina; y que la administración les bien-pague a través de los grandilocuentes anuncios oficiales, que brotan como las amapolas como adormideras efectivas y furtivas… Están más prontos a denunciar un mal uso de las todos, todas y todes, o la no paridad, o los fastos del “día de…” que el riesgo de las vidas humanas en determinados lugares por determinadas cuestiones. Así que poco margen dejan unos y otros para que el ciudadano pueda defenderse, si la molleja casquera no se vende por sí sola…
Los dos ejemplos con que abro hoy son verídicos, si bien, como es fácil de entender, se requiere una razonable dosis de fé… El caso en el que me baso (perdonen el pareado) también es real, si bien también que muy comprobable. Lo último (denuncia bajo testigo-víctima) es el apedreamiento de una chica por parte del mismo individuo, que, a más inri, está privado de sus facultades mentales, lo que hace doble la responsabilidad por parte de las fuerzas de seguridad… Naturalmente, tampoco espero que este escrito de hoy haga más efecto que el humo en el panal. Las abejas reaccionan mejor que las ovejas. Y si en los anteriores, los que leyeron miraron para otro lado, este no va a ser menos… Y más cuando los medios llamados de comunicación se comportan como medios de incomunicación – o de entretenimiento – que es lo que realmente son.
Pero, mientras esto siga produciéndose, yo voy a seguir denunciándolo, tomen ustedes buena nota. Dejaré huella en las redes, y en las cuentas de mis corresponsales, o en los zapatos – a modo de china – de mis seguidores… Solo los que me leen pueden hacer ruido y actuar de correa transmisora para que estas cosas y estos casos se mantengan vivas y no caigan en el olvido que ellos quieren que caiga (en las conciencias de Vds. lo dejo)… Si algunos álguienes tienen que avergonzarse de no cumplir con su obligación, al menos, que no seamos nosotros…
Y que, cuando ese alto político, o medianería política, o bajeza política, o político bajuno, o el politiquillo local de turno, que también se apunta a cobrar, o sus corifeos barrigagradecidos, suelten sus cantos de sirena tras los selfies oficiales, les correspondamos con nuestras más sonoras pedorretas… Ya les queda poco para justificar lo que es injustificable: el próximo año habrán de pasar a revalidarse por las urnas. Yo les contaré entonces la forma y manera de hacer cuando se acerquen a pedirnos el voto. A mí y a ustedes. Pues no es difícil hacerlos cumplir sus promesas y acabar de una vez con sus puñeteras mentiras… Si queremos, claro. Y sí que se puede…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ www.escriburgo.com miguel@galindofi.com