La humanidad llevaba casi un siglo enfrentada, si no estancada, en uno de sus más grandes desafíos, ya que supondría vencer enfermedades endémicas en el ser humano: averiguar las formas y composición de las proteínas, que son los ladrillos básicos con que se construye el edificio de la vida… Eso supondría el conocimiento esencial para curar, en un futuro inmediato, enfermedades que, actualmente, son letales, incluso como el cáncer, el alhzéimer, el párkinson… e incluso el Cóvid. Y, aunque nos parezca mentira, hace poco, muy poco, ha aparecido la llave que nos permite abrir esa puerta, de la mano de la Inteligencia Artificial… La técnica, en fusión con la bilogía y con la química. Nada menos.
La IA ha logrado predecir, con pasmosa precisión, las estructuras de un buen montón de proteínas del ser humano. Un análisis casi exacto del ladrillaje que forma y conforma nuestro organismo… Prácticamente todas las enfermedades existentes están relacionadas, de una u otra manera, con la forma de alguna proteína. Imagínense lo que eso significa. Pero lo que acojona de verdad, es que el sistema de I.A. del conglomerado de Google, Deep Mind, con toda su ensalada de algoritmos y tal, ha logrado descifrar en minutos lo que el biólogo Cyrus Levinthal calculó en 1.969 que se necesitaría más tiempo del transcurrido desde el origen del universo (14.000 millones de años) para desentrañar todas las configuraciones posibles de una sola proteína a partir de la secuencia de aminoácidos…
Esto supone un supersalto de supergigante para la bioquímica, en beneficio de toda la humanidad, que no me permito reservármelo sin compartirlo con cuantos me siguen a través de estas crónicas… Ni aunque después vengan todos los “peros” posibles, el paso que ha dado la ciencia con esto es inconmensurable. En el estudio publicado el pasado 22/07 por Nature, ha participado un científico español. Se llama Bernardino Romera Paredes, junto a líder del proyecto, Demis Hassabis… Tal sistema ha sido bautizado como Alpha Fold, y, en palabras del Nóbel de Química Venki Ramakrishnan, supone “un avance asombroso” para el ser humano… Si les abrumo a ustedes con tanto dato y tanto nombre ilustre, perdónenme, no es por presumir de saberes personales, en absoluto, si no para que, si alguien quiere molestarse en buscar la certeza de lo que digo, pueda hacerlo libremente en “aquesta” fuente, o en otras, que haberlas háylas, y para eso mismo está Internet…
Sin embargo, ésta muy buena noticia, que sin duda lo es, choca con nuestra forma de vida… Por supuesto, los investigadores, científicos y pensadores no siempre andan los mismos caminos, aunque, al final, tengan que encontrarse. Los científicos hacen su trabajo al margen de lo que hagamos el resto de la gente. Ellos van a intentar resolver los problemas, y nosotros nos dedicamos a crearlos… Ante esta cuestión nos encontramos con un desafío interno: la ciencia se va a dedicar a la reconstrucción de nuestras proteínas, mientras nosotros nos dedicamos con fruición a su destrucción. Bien. Vale… pero, ante esto, ¿quiénes ganarán..?
Sabemos que tanto la salud como la enfermedad no son una suerte de ruleta rusa en la que jugamos, si no que son el efecto y la consecuencia de una causa: nuestra forma de vida. Esto es lo que ya resulta indiscutible hoy en día. Por lo tanto, podemos alegrarnos – estamos en nuestro derecho – de que se haya descubierto (porque inventar, no se ha inventado nada) un mortero que sanee y restaure nuestra estructura orgánica dañada, esos ladrillos que nos sostienen y que son de adobe proteínico de poco sirven si nosotros seguimos dándole a la piqueta del derribo por otro lado… No sé si la idea que deseo transmitir queda lo suficientemente clara…
Nuestro sistema de vida, cómodo, consumista y hedonista, es tremendamente depredador y destructivo. Tanto para el medio ambiente en el que vivimos, como para nosotros mismos. Se sabe que toda pandemia (catástrofes naturales aparte e “in crescendo”) tienen su origen y motivo ahí mismo. Así que mi pregunta es la siguiente: ¿de qué sirve que se le encuentre un rápido y efectivo remedio al Cóvid, si vamos a procurarnos otras pandemias y/o variantes porque no queremos cambiar ese malsano estilo de vida?.. La respuesta, amigos míos, es que esa pregunta no tiene respuesta.
Aunque los más eminentes biólogos la sepan, que la saben, no tienen la fórmula para aplicarla a la conciencia colectiva… ¿Puede vacunar la ciencia a la conciencia?.. Llegados a este punto, aquí mismo lo dejo. Cada cual y cuala piense por su cuenta mientras disponga de capacidad para pensar. Habrá conclusiones optimistas al respecto, como las habrá pesimistas, no me cabe la menor duda de ello. La maravilla del ser humano es que es capaz de encontrar siempre solución a sus propios desastres. Buena prueba de ello es la noticia que hoy comentamos (y celebramos) aquí… Lo que ya no es tan capaz, o eso parece, es aprender de sus propios errores… Sea como fuere, felicitémonos. Al menos, de momento. Y a ver qué puñetas pasa mañana…
MIGUEL GALINDO SÁNCHEZ
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