La Consejería de Salud presume, epata, avisa o amenaza, no sé exáctamente qué, con lanzar a la calle un centenar de «inspectores del ocio nocturno«, a fin de controlar los locales que están en el origen de los últimos brotes…
Eso está muy bien, pero el problema está en las calles, las plazas y las playas, los solares y lugares públicos o privados, del botellón, la quedada y el mogollón… Y eso no se resuelve con inspectores, si no con contundencia…
El sector jóven es el que poraliza en sí mismo esta última ola de contagios, y está todo muy localizado. Solo hace falta policía, y si se queda corta, pues ejército. Echar mano a las fuerzas de seguridad y poner las cosas claras desde el principio.