¿Se acuerdan ustedes de aquel “pequeño Nicolás”?.. Aquel zagal se colaba por su jeta en todos los saraos políticos y sociales, haciéndose pasar por personaje Vip, y departía con altos personajes sin desentonar un ápice de los/las principales. Es que, en esas alturas, lo auténtico y lo falso se parecen tanto que se confunden… Recuerden que a aquel crio lo descubrieron porque le tomó gusto y se pasó media docena de pueblos en sus fantasías, que si no, aún andaría cebándose de caviar y Moët Chandón en toda recepción…
Bueno… pues ahora le ha salido el juicio, por falsedad y suplantación, creo que le viene la acusación (se hacía pasar por enviado de la Casa Real, o algo así), y el muchacho alega que “tan solo lo hizo por darse el pisto”… Naturalmente. Es presumible que solo fuera eso, dado lo poco – o nada – que ha sacado de aquello: una limosna de popularidad en su momento, y nada más… ni siquiera le ha dado para anunciar una marca de cerveza con que liar a los de los partys. Poca cosa. Si acaso, le caerán nueve avemarías y un “anda y no peques más, chaval…”.
“Por darse el pisto”… Si lo pensamos bien, no deberían imponerle penitencia alguna. Cero patatero… A ver, ¿quién de todos los presentes en cada una de las recepciones no estaba allí por lo mismo?.. ¿Para darse el pisto, para presumir de foto, para sacar pechuga y lucir puesto?.. – Hombre, se me contestará, pero esos llevaban invitación en tinta sepia sobre cartulina crema, y el caradura del Nicolasico era un polizón en toda regla… Pues sí, es cierto, pero no me digan que eso no tiene su mérito. Entrar por la puerta grande, sin invitación, sin que nadie le pregunte un jodío ¿usted viene por el novio o por la novia?, y el puñetero se ponga a confraternizar y tratar asuntos de Estado con unos y con otras, hasta el punto de ser recibido luego en despacho oficiales de directores generales y demás coronelería…
A mí me parece que a los servicios de control y seguridad habría que mandarlos a galeras, y a los altos cargos que se dejaron liar por sus arrullos mandarlos a sus casas, y como Nicolasín se presentaba como paje apoderado de la realeza, pues los contactados hacían chitón a ver qué podían sacar. Mejores agarraderas, imposible… Pura ambición e intrigas cortesanas. Por supuesto, cuando ocurren estas cosas curiosas y se dan tales dislates, el ridículo que hay que ocultar es mucho mayor que el delito que hay que castigar. Así que se tapa con prontitud lo que ocurrió, y se procura que lo que haya de venir en justicia no haga mucho ruido tampoco… Por eso apenas ha salido una noticia esquinada y acoquinada en unos mínimos medios de comunicación infectados de pandemia. Poquita cosa. Además, leches, que tan solo es un jovenzuelo con mucha labia que quiso tirarse el pisto. Aunque el pisto que con toda seguridad se puede dar es ser más listo que la caterva de prendas que nos gobiernan…
De hecho, si en ese alto pesebre hubiera algún espabilado o espabilada, o espabilade, se apresuraría en contratar al elemento éste para aprovechar su arte en la falsedad, el disimulo y el cachirulo y utilizarlos en nuestros servicios de espionaje y seguridad del Estado… Eso, si no nos andamos lerdos y nos lo pisan los de la Cía, o los del M-16, o los del KGB, o los del Mossad mismamente, que hay mucha competencia por ahí…
Si tuviéramos que penalizar el “darse el pisto” nos faltarían cárceles. Eso es un pecado tan generalizado en el ser humano, y sobre todo aquí, en España, que se podría decir aquello de “quién esté libre de pecado…” sin temor a equivocarnos… Además, yo le agradezco a “le petit Nicolás” que no haya utilizado otro de los anglicismos a los que tan vergonzosamente nos hemos vendido y entregado sin pudor alguno en este país. Podía haber dicho “soy un snob, y quise practicar el snobismo”, por ejemplo. Pero no, ha tenido la dignidad de reivindicar la rotunda españolidad de “lo hice pá darme pisto”… No, si al final, deberían darle un Goya por lo menos, coñe…
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